Comentario a Deytha Mon y Hdez. Solorza

Recientemente fueron publicados en marxismocritico.comdos textos (link 1 y link 2) de Alan A. Deytha Mon y Sebastián Hdez. Solorza polemizando con Roberto Astarita y Esteban Ezequiel Maito. Más allá de las especificidades del trabajo de Astarita y Maito, los autores de la crítica utilizan una noción errónea sobre cómo se produce el plusvalor y la ganancia capitalista: el concepto de plusvalor extraordinario. Éste se generaría no gracias a la fuerza de trabajo, sino a partir de una ganancia extra definida por la oferta y la demanda en el mercado. Olvidan que vender al precio de costo, según el tomo III, nogenera ganancia alguna, y que toda la ganancia proviene del precio de mercado como realización del plusvalor contenido en las mercancías después del proceso de trabajo.

Mientras su precio de venta exceda de su precio de costo, aunque sea inferior a su valor siempre se realizará una parte de la plusvalía contenida en ella: siempre se obtendrá, por consiguiente, una ganancia. En nuestro ejemplo, el valor de la mercancía es = 600 libras esterlinas y el precio  de costo = 500 libras. Sí la mercancía se vende por 510, 520, 530, 560 o 590 libras esterlinas, se venderá por 90, 80, 70, 40 o 10 libras respectivamente, menos de su valor, pero dejará, a pesar de ello, una ganancia de 10, 20, 30, 60 o 90 libras. Entre el valor de la mercancía y su precio de costo cabe, evidentemente, una serie indeterminada de precios de venta. Cuanto mayor sea el elemento de la mercancía consistente en plusvalía, mayor será también el margen práctico de estos precios intermedios.” – Marx, K. El capital. Tomo III, cap.1.

No nos interesa hacer una defensa dogmática u ortodoxa, lo que nos interesa es explicar de la manera más certera posible los procesos económicos que vivimos. Y en ese sentido, el error puede llevar a validar teorías de oferta y demanda que no solo son las que explica Marx (no se trata de apegarnos a Marx o no), ni que tampoco deberían ser eliminadas (tienen su validez), sino que son los escollos alrededor de los cuales gira la economía moderna sin poder resolverlos. Esto último, y no la opinión de Marx, ni la eliminación de todo discurso sobre oferta y demanda, es por la que la teoría de Marx (independientemente de sus posiciones políticas, creo yo) se vuelve relevante en el capitalismo de hoy. Marx, por lo demás, no niega la oferta y la demanda. Los autores tienen razón completamente al decir que el precio de mercado se define en la competencia. Pero están completamente equivocados en sugerir que la ganancia proviene de un plusvalor extraordinario que serviría como una forma de redistribución o transferencia del valor a raíz del alza del precio de mercado. La transferencia de valor existe, pero la razón por la que capitales con distintas composiciones de valor (que haremos notar, es distinta a la composición técnica y la composición orgánica) obtienen distintas formas de ganancia, no es por la transferencia de un plusproducto extraordinario surgido del alza arbitraria del precio en la competencia social, sino que cualquier alza del precio de mercado por encima del precio de costo, ya sea que se entienda como formada por un capitalista individual (con base en el trabajo necesario) o por la competencia social (con base en el trabajo socialmente necesario), en todos los casos, sigue proviniendo del plustrabajo del trabajador, en el proceso de producción, y no en la circulación.

O en otros términos: la razón por la que aun sin vender todo el producto se generan ganancias, es precisamente porque aun vendiendo debajo del valor pero por encima del precio de costo, se realiza la plusvalía contenida en la mercancía. Las distintas ganancias responden entonces a la composición del valor de sus procesos de producción, y no al proceso de oferta y demanda. Eso implica analizar la composición del capital total, de la relación entre capital constante y variable involucrado en la producción, y no solamente la razón o proporcionalidad entre producto y trabajo. Partiendo del texto sobre Maito, si calculamos la proporción del capital constante a partir de los números del cuadro n.1 que critican los autores, obtendríamos una composición orgánica desigual entre los capitales I y IV, que es lo que explica no solo la diferencia en la productividad con el mismo tiempo de trabajo (una menor cantidad de productos), sino también la diferencia de ganancia.

El capital constante no está siendo tomado en cuenta (siguiendo los lineamientos del tomo I donde se aísla el trabajo y el capital constante se iguala a 0), pero es posible calcularlo de manera negativa, partiendo de las proporciones suministradas. Si el capital variable es igual a 100 (con 100 de trabajo no retribuido o plusvalor), y el valor de mercado es respectivamente 300, 200, 175 y 125, obtenemos que el capital constante que compone dicho valor está formado por 200, 100, 75 y 25, de donde saldrían el capital circulante (menos el salario) y el capital fijo (no gastado). Además, como el capital número II no obtiene ganancia alguna (solo se repone el capital efectivamente gastado), sabemos que 200 es su precio de costo, por lo que siguiendo las mismas proporciones el capital total desembolsado es de 300, 200, 175 y 125, que es lo que realmente provoca las desigualdades respectivas (siendo la ganancia media de 200): 100, 0, -25 y -75: una apropiación completa del plusvalor, una reposición de costos, y una apropiación parcial de plusvalor. El precio de venta sería idéntico al capital total desembolsado, solo en la medida que no estamos contabilizando la totalidad del capital constante (el capital fijo no gastado), pero produciría variaciones en la medida que esté por encima o por debajo de su valor, es decir, de la composición de valor del capital total. Todos se apropian de plusvalor, pero no todos tienen el mismo capital constante para producir, valorizar  y realizar la misma magnitud de mercancías que logren extraer ese plusvalor.

Por lo demás, hay que tener cuidado con ese detalle a la hora de tratarse de abstracciones metodológicas: el capital constante no gastado en la producción de las mercancías podría considerarse negativamente con cualquier número, lo cual simplemente haría aumentar la proporción de la ganancia. Es decir: por ahora el capital desembolsado es idéntico a la ganancia solo en la medida que no está contemplado el capital constante desembolsado pero no gastado en la producción de la mercancía. Tomando en cuenta el capital constante empieza a generarse la ganancia por encima de la inversión original, no porque el capital constante sea el generador de ganancia (como ya lo expusimos en este texto), sino porque expresa la diferencia entre la ganancia y el capital total. En ese sentido, sería necesario agregar a lo ya dicho un desembolso mayor en capital constante, al cual hay que restarle solo el capital fijo gastado en la producción de la mercancía, y daría como resultado nuestros valores de mercado anteriores (300, 200, 175 y 125) más el número contable como capital constante no empleado en la producción, lo cual terminaría expresando un remanente por encima del capital desembolsado. Ésto último sería la versión realista de la abstracción metodológica.

Así, la oferta y la demanda producen en efecto una 'transferencia', pero de relaciones que están comprendidas en el proceso de trabajo. La plusvalía no podría existir sin la cantidad de mercancías necesarias para su realización, y al mismo tiempo, lo que realiza no es producto del intercambio, sino de la composición de valor del proceso productivo.

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