En defensa del modo de producción asiático




Vamos a demostrar (o eso esperamos) que el concepto de modo de producción tributario se queda corto para explicar toda una serie de fenómenos que solo pueden ser explicados por el concepto de modo de producción asiático. Incluso demostraremos que el concepto de modo tributario oscurece u oculta ciertos aspectos que deben ser analizados, y que solo pueden ser analizados con las herramientas del modo asiático. Entre esos aspectos está la subsunción formal y real del trabajo en el capital, y la necesidad de borrar de una vez por todas las tesis de ‘semi-feudalismo’, que niegan la existencia del capitalismo en el Tercer Mundo. Otro de los aspectos es la penetración del capitalismo en la agricultura, y el olvido en que está el tema agrícola entre marxistas. Sin los detalles que elabora Marx sobre el modo asiático se vuelve imposible profundizar en el análisis del tema agrícola, y es imposible tan siquiera empezar a afirmar que no existe el capitalismo en el Tercer Mundo sin antes haber realizado el análisis de estos detalles. Se supone que la ciencia debe avanzar y profundizar en sus descripciones y análisis. El modo tributario es un obstáculo en la comprensión de estos elementos de la subsunción y del capitalismo agrario, así como del capitalismo en el Tercer Mundo.

-        La renta no se cobra del suelo ni se adjudica un área de territorio para ser explotada, sino que se adjudican los tributarios basados en las relaciones étnicas y de parentesco sobre las cuales, según Marx, descansa el poder y la representación del estado en tanto "terrateniente general". Issawi confirma esto al señalar que no existen adjudicaciones de tierras en el pre-capitalismo de Oriente Medio y el Norte de África, sino una facultad de tasación otorgada por el estado,  y que volvía móviles los territorios de cada jefe tribal y cobrador de impuestos. Lo mismo confirma la historiografía sobre India o China. Esto a su vez explica el carácter móvil e indefinido de los reinos asiáticos y africanos, compuestos de reinos y sub-reinos quasi-federales que no se mantienen unidos por mucho tiempo o que tienen la capacidad de moverse, escoger su suzerano, o disputar el reino, etc. Explica asimismo el carácter quasi-federal de los estados-nación asiáticos y africanos hoy en día, que precisamente por este pasado histórico, guardan todavía muchas de sus características como la semi-autonomía de las regiones basadas en términos étnicos, formas de legislación y auto-gobierno autóctonos, etc.

-        La renta y el impuesto están unidos, lo que implica que no es posible la separación entre administración política y tenencia aristocrática de la tierra de una economía como la europea. Por lo tanto, la administración político-estatal sirve de mecanismo de enriquecimiento o explotación, en vez de estar separado de las relaciones económicas. Se sabe que las instituciones romanas nunca cobraron más que impuestos, y que el poder de clase de su aristocracia se basaba en relaciones comerciales y de propiedad de la tierra separadas de la institucionalidad burocrática romana; las transacciones comerciales y los negocios personales de la aristocracia romana eran privados, no organizados por el estado ni desde el estado. En el caso del modo de producción asiático, las relaciones comerciales, de propiedad de la tierra y de negocios se dan a través y desde el estado. La administración estatal no percibe solo un tributo, sino una renta absoluta; en lugar de una aristocracia con propiedad privada separada de la administración, en el modo asiático la propiedad privada y la propiedad del estado son una y la misma cosa, y la aristocracia goza de su propiedad privada en tanto propiedad del estado.

-        Los distintos grados de subsunción formal y real se basan en los distintos grados de integración comercial (que habíamos encontrado aquíy aquí), precisamente por la unión de renta e impuesto del modo de producción asiático que mencionamos en el punto anterior. No nos interesa la integración comercial per sé, ni un enfoque más ‘sociológico’ de concentración/fragmentación o centralización/descentralización, sino las consecuencias que tiene la mezcla de renta e impuesto en los patrones de acumulación, y su efecto en los grados de subsunción formal y real del capitalismo en el Tercer Mundo. En la Latinoamérica actual el capital comercial no percibe el impuesto, sino solo la renta, pero por la misma razón la renta está más concentrada y centralizada. No percibe el impuesto por las razones históricas que hacen desaparecer la encomienda y que forman el absolutismo colonial que tendrá como epítome las reformas borbónicas; antes de la disolución de las encomiendas sí perciben el tributo y la renta de modo indistinto. Si no existiera la institucionalidad que cobra los impuestos, el cobro de impuestos/renta sería fragmentado entre intermediarios, y por lo tanto, el ingreso por concepto de impuestos/renta estaría menos concentrado, elevando el margen comercial, deprimiendo la productividad agrícola, etc. Lo que gana en términos absolutos con un tributo/renta más alto, lo perdería en términos de concentrar mayor capital. Esa es la paradoja de la renta y el impuesto unidos en el modo de producción asiático: es una cantidad mayor de renta, que produce una menor concentración de la acumulación del capital, beneficiando a diferentes intermediarios fragmentados en distintos puntos de la economía; o viceversa: una mayor concentración que produce una menor cantidad de renta, pero que beneficia a unos pocos capitalistas comerciales que concentran y/o centralizan una gran cantidad de capital. Es lo que explica que la industrialización de Oriente Medio y África se dé de la mano de rentistas estatales, y la industrialización latinoamericana de nacionalistas burgueses. En el Este y Sur de Asia el capital comercial tampoco percibe ya el impuesto (ya que desde las colonias se formaron instituciones centralizadas de cobros de impuestos –en el Este y Sur de Asia la colonización fue directa, en el sentido de crear una administración colonial, y no utilizar las relaciones tradicionales existentes, a diferencia de lo sucedido en Oriente Medio y África-), pero existen intermediarios de la renta (no solo a través de arriendos, sino del margen comercial), que han sido sustituidos en décadas recientes por la integración de la agricultura por contrato o de la “revolución de los supermercados” de los años 90. Esto provoca una concentración mayor, pero que aun mantiene una alta fragmentación de la tierra e intermediarios de villas tradicionales o familias extendidas y demás relaciones colectivas. La integración entre villas comunales y empresas corporativas es tal, que la agricultura por contrato en Asia se practica en masa, con la contratación de pequeños propietarios familiares y colectivos por parte de multinacionales de modo directo, sustituyendo las mediaciones tradicionales y comunales. En África u Oriente Medio el capital comercial posee el impuesto y la renta ambos, y la integración con la agricultura por contrato o los supermercados en lugar de sustituir a los intermediarios tribales y de villas, los refuerza. Posee el impuesto y la renta porque no existen casi instituciones estatales lo suficientemente firmes para encargarse del impuesto, y hacer que los warlords con potestades políticas y territoriales, pasen a ser solamente terratenientes (como sucedió en el resto de Asia). Esto explica la fragmentación e inestabilidad de los estados-nación en esas regiones. También explica el gran poder de los terratenientes de Oriente Medio y África, y el por qué son capaces de retar el poder de sus gobiernos con movimientos extremistas mucho más fuertes: el contacto o la integración con el mercado en lugar de hacer desaparecer la necesidad de los líderes de villas o tribus, y conectar directamente a los productores agrícolas directos con los capitales comerciales (como ha sucedido en el resto de Asia), lo que pone en contacto con el gran capital es a los sectores más poderosos que captan impuestos, rentas terratenientes y ganancia comercial. Es por eso que el auge de los terratenientes africanos o de Oriente Medio (desde los talibanes hasta Boko Haram, etc) no se deben al ‘atraso’ ‘precapitalista’ o ‘semi-feudal’, sino al contrario: son las formas en que avanza la penetración del capital, y avanza la búsqueda de la ganancia y la acumulación. Otro ejemplo es el predominio e incluso el aumento de la pequeña propiedad en el campo asiático: contrario al evolucionismo y las teorías desarrollistas o modernistas, en Asia no avanza el latifundio comercial, sino la pequeña propiedad familiar o colectiva. Así como los capitales comerciales persiguen la pequeña propiedad por ser más productiva en vez de los latifundios con mano de obra asalariada, aunque se supone que estos últimos son los más ‘avanzados’, ‘modernos’ y ‘capitalistas’, así también persigue los puntos donde existe posibilidad mayor de acumulación: ya sea sustituyendo a líderes tribales y de villas tradicionales, o trabajando con ellos y reforzándolos en el caso de que concentren mayor capital. Son caminos divergentes del mismo principio de acumulación y motivo de ganancia capitalista. Por lo tanto, los grados de subsunción que encontramos: 1) subsunción real en latifundios privados o estatales individuales de tipo capitalista moderno en todas las regiones discutidas, muy extendido en algunos casos (Suramérica) o minoritario aún en otros (África Sub-Sahariana); 2) subsunción formal de pequeña propiedad y venta de excedentes en Latinoamérica, donde predomina la pequeña propiedad individual (Centroamérica); 3) un grado o mezcla intermedio de subsunción formal y real en la venta de excedentes, arriendos, aparcería, etc, pero con modificación del proceso productivo donde predomina la pequeña propiedad colectiva o familiar y donde un jefe tribal actúa como terrateniente consuetudinario o de facto en la modificación del proceso productivo de modo parcial ya sea a través de la organización de la división del trabajo o la modificación del proceso de trabajo con insumos, materias primas o crédito y la subsecuente conexión entre el productor directo y el comercio al por mayor; y 4) un tercer grado o mezcla intermedio de subsunción formal y real donde la modificación del proceso productivo ya no es con un terrateniente comunal o jefe de villa o tribal tradicional, sino con una empresa comercial estatal o privada, ya sea local o incluso multinacional. Estos últimos dos grados, el 3) y el 4), representan entonces dos formas distintas similares o equivalentes (pero sin ser lo mismo) al sistema de “putting-out” del capital comercial con respecto a la producción en el sentido del capítulo XX del tomo III de El capital (es decir, en el sentido del acaparamiento y sofocación de la producción por parte del capital comercial), y representan una forma fragmentaria y otra concentrada respectivamente, y que por el nivel de concentración, permiten una vía menos interesada en la industrialización o dependiente del estado para ello o con un sector comercial que se mantiene como mediador de la producción, y otra con el capital suficiente para plantearse el paso del capital comercial al industrial en un modo similar a la vía prusiana. Esto es precisamente lo que vemos en África y Oriente Medio por un lado, y en el Este y Sur de Asia por el otro en la actualidad.

-        Por lo tanto: la modificación parcial de los procesos productivos, acerca a Asia y África aún más a la subsunción real que el régimen parcelero occidental: más allá del latifundio latinoamericano, solo existen pequeñas fincas con las cuales se comercializan excedentes. El pequeño campesino occidental no conoce una modificación del proceso productivo más que la de sí mismo. Pero para el campesino asiático y africano, más allá del latifundio y entre la pequeña propiedad campesina lo que hay es un sistema de “putting-out” y la capacidad de organizar el proceso productivo. Es incluso más cercano a la plusvalía relativa, que a la renta absoluta. Esto comprueba completamente la penetración del capitalismo industrial agrario en África y Asia. No estamos hablando de un intermedio anterior a la subsunción real, sino una mezcla de características formales y reales. Este paso de relaciones pre-capitalistas a relaciones de subsunción formal y real intermedias, es equivalente al paso de la renta en especie a la aparcería que discute Lenin en su El desarrollo del capitalismo en Rusia, y es un ejemplo de desarrollo desigual y combinado: una relación atrasada que se incorpora en un modo de producción capitalista. El enfoque en la integración comercial, por lo tanto, no es mera 'sociología', sino que implica la profundización o alejamiento del carácter intermediario del capital comercial, o de su modificación de los procesos productivos. Es decir, se vuelve la clave del paso de una simple subsunción formal, a una subsunción real capitalista.


-        El modo asiático es el único que explica la paradoja de una alta fragmentación de la tierra en pequeñas propiedades comunales en Asia y África, y que resultan ser mucho más productivas que los grandes latifundios de propiedad individual y de mano de obra asalariada. De hecho la tendencia en Asia es al empequeñecimiento de las parcelas, en vez del crecimiento de la gran propiedad. Esto prueba equivocado a Kautsky (¡y a Marx!), que siempre habló a favor del latifundio y la gran propiedad industrializada por encima de la fragmentación. De hecho, en oposición al capítulo de Marx sobre la subsunción formal y real, aquí en el Tercer Mundo permite una profundización de la subsunción real, en lugar del gran latifundio. En Asia y África son los latifundios mecanizados los que rinden menos productividad que la agricultura familiar y colectiva. La explicación está en la división del trabajo comunal y familiar, y la existencia de esa división del trabajo comunal en el fondo está en el carácter tribal de las relaciones económicas, tal y como solo las incluye y explica el modo de producción asiático: las ‘estructuras complejas’ de parentesco, basadas en la familia extendida, y sus relaciones hereditarias con respecto a la tierra, o de facultades de posesión o usufructo, frente a un terrateniente de facto que modifica parcialmente sus procesos productivos por vía de un derecho tribal y étnico, tal y como el que sostiene la totalidad del estado, según Marx. Esto permite la salida del historicismo y el análisis de las comunidades indígenas del Tercer Mundo que el modo tributario tampoco permite analizar, y que solo son analizables desde el modo asiático.

Anexo

Encontramos un hermoso libro del año 2017 escrito por Sui-Wai Cheung que confirma precisamente todas estas investigaciones que hemos venido realizando y que están plasmadas en el presente artículo. El libro se llama Colonial administration and land reform in East Asia, y hace un análisis comparativo no solo de las economías del Este Asiático, sino del Sur de Asia como India. Citamos en extenso:


“La administración británica de la población nativa de la India empezó en Bengal en el noreste de India, donde la East India Company (EIC) tomó control militar en la segunda mitad del siglo dieciocho. En 1765 el emperador Mughal en Dehli concedió a la EIC el título de dewan, o recolector de ingresos de Bengal. Este favor imperial hizo de la EIC un agente en Bengal, ahora el “gobernador”, un oficial del imperio Mughal, recolectando impuestos de la población de Bengal y enviando una porción de los ingresos a Delhi. La recolección de impuestos era un negocio lucrativo. Al principio el Gobernador de Bengal vendiendo la posición de recolector de impuestos a gente local. Pero el “tax farming” (agricultura tasada o de impuestos) creaba descontento social. Para resolver el problema, en 1772 el Gobernador Warren Hastings llevó a cabo una reforma administrativa a gran-escala. Bajo la reforma, Bengal fue dividido en distritos, cada uno con una corte civil y una corte criminal. Aplazando las prácticas locales, estas cortes de distrito manejaban todos los casos traídos por residentes locales. También, Hastings abolió la agricultura de impuestos, enviando funcionarios británicos a recolectar impuestos de modo directo. Como David Fieldhouse observó, este cambio administrativo marcó la transición de la administración colonial desde el “mando indirecto” al “mando directo” en Bengal. (…) La reforma agraria en Bengal, la cual Abhijit Banerjee y Lakshimi Ier después llamaron “sistema basado en terrateniente”, requirió que los terratenientes existentes re-registraran sus tierras bajo el nuevo gobierno sin cambiar los patrones tradicionales de tenencia de la tierra. (…) En muchas partes del Bengal Británico, así como en muchas otras partes del imperio Mughal, una parcela de tierra todavía podía ser apropiada o propietaria por un individuo, templo, linaje o villa. (…) No fue sino hasta la última década del siglo dieciocho que los Británicos aplicaron el concepto de individualismo a la administración de la tierra en India. (…) [Alexander] Read despachó a oficiales de tierra a las villas a registrar a los cultivadores directos como propietarios de tierras. Probablemente para hacer más fácil la recolección de impuestos, Read estipuló que el propietario de tierra tenía que ser una persona individual. Esta nueva medida luego fue llamada el “sistema ryotwari”. (…) La East Indian Company prefería el sistema ryotwari al sistema basado en terratenientes en Bengal, ya que el primero podía generar más ingresos para el gobierno. En 1800 la EIC adquirió una nueva colonia de un lord local en India del sur, llamándola los Distritos Cedidos, y nombró a Thomas Munro, quien había trabajado para el Capitán Read en Baramahal, como jefe administrativo. Munro inmediatamente aplicó el sistema ryotwari a los Distritos Cedidos. Para el momento que dejó la oficina en 1807, había aumentado los ingresos de la EIC desde 402,637 libras, a 606,909 libras, un aumento de 50% en 7 años. (…) En este modo, colonos Británicos como Alexander Read o Thomas Munro impusieron un nuevo modelo para la construcción de estado en India. Removiendo poderes locales como linajes y templos de sus posiciones intermediarias, por primera vez en la historia el estado indio tenía una relación directa con el cultivador individual. Romesh Dutt, en su estudio de historia económica de la India colonial, criticó a Thomas Munro por arruinar las comunidades tradicionales de villas en Madras. Él escribió: “Thomas Munro era un “individualista”,  e insistía en relaciones directas entre el estado y cada individuo cultivador, sin ninguna interferencia de las autoridades de la villa en cuanto a lo que se refiere al impuesto sobre la tierra. Thomas Munro obtuvo lo que quería, y las comunidades de villas de Madras de una sola vez perdieron su vitalidad.” – Cheung, Sui-Wai. Colonial administration and land reform in East Asia. (2017) –traducción libre-

Este pasaje es maravilloso porque presenta toda una serie de características que no podríamos explicar mejor: explica la unión o separación de impuesto y renta dependiendo de si hablamos de la época anterior a la administración directa, o si hablamos de la época del sistema ryotwari. Es decir: en la forma tradicional a través de la adjudicación por el rey como terrateniente general, para que la EIC sea el nuevo terrateniente y recolector de impuestos simultáneamente, el ingreso el estado pre-capitalista inicia con una primera inserción dentro de la acumulación capitalista de la EIC, a través del sistema basado en terratenientes. Este sistema, a su vez, está basado en terratenientes que son ellos mismos miembros de las villas, templos o linajes, lo cual demuestra que el tributo y la renta de la tierra están indisolublemente ligados, y que existe una relación de terrateniente que solo puede ser explicada por relaciones étnicas tal y como en el modo asiático. Hasta aquí, el modo de producción asiático demuestra no solo su validez, sino su completa necesidad para explicar estos procesos históricos.

Luego, el texto demuestra cómo esa administración directa reduce los ingresos del estado Mohgul. ¿Porqué? Porque al pasar a la EIC los ingresos de la renta de tierra, el estado indio solo percibe lo que se caracteriza como impuesto. Aquí hay una primera separación de lo que antes estaba unificado tal y como lo explica Marx para el modo de producción asiático: una separación de la renta de la tierra y el impuesto, que antes estaban unidos. Ninguna de estas características puede ser explicada por el simple “modo tributario”, sino solo por el modo asiático. Posteriormente, el texto explica el cambio de cómo la administración directa que pasa del sistema basado en terratenientes al sistema ryotwari, produce un aumento de la acumulación capitalista de la EIC, y produce un aumento del impuesto para el estado o gobierno indio, al eliminar los intermediarios tribales, de villa y tradicionales comunales. Esto produce un aumento de la concentración y la centralización del capital comercial, del capital agrícola (en tanto hablamos de renta) y del poder del estado central indio por encima de las regiones provinciales, quitándoles poder a los líderes tribales locales de las villas, templos, linajes, etc.

Este último paso, del sistema de terratenientes al sistema ryotwari, se da solo en este período tan temprano en India y otras regiones del Este de Asia, a través de la colonia. En África será mucho más tardío, y no lo realizará el estado, sino los capitales comerciales coloniales. Esto es importante, porque este paso representa lo que para nosotros son los pasos 3) y 4) ejemplificados antes. Pero esos pasos 3) y 4) son diferenciaciones analíticas y lógicas del funcionamiento de la subsunción formal y real del trabajo en el capital, y del funcionamiento del sistema capitalista. En términos ya no de funcionamiento sincrónico o lógico, sino histórico, en India este paso se dio en las épocas en las que la cita anterior detalla. Pero en cambio el resto del África Sub-Sahariana, una región con una colonización más tardía, y con características tan diferentes, en especial el hecho de no haber tenido administración directa de la colonia, sino solo indirecta (es decir: sin enviar funcionarios centrales a recolectar rentas o impuestos, sino simplemente a recolectar rentas e impuestos dentro del marco tradicionales de los líderes tribales, de villas y linajes y demás, etc), entonces éste último paso se podría decir que es el que nunca se dio en la historia africana, o más bien: es el paso que se está dando a través principalmente de la revolución del supermercado y el “contract farming” o agricultura o cultivación por contrato posterior a los años 80’s (donde también participa el estado a través de comercialización, subsidio, y cobro de impuestos, claro está, con diferentes grados de integración y estabilidad para ese poder central). En pocas palabras, podemos decir que son variaciones de esquemas de subcontratación o programas de plantación ("out-grower schemes"): desde el "out-grower scheme" tradicional (generalmente el estado o cooperativas realizando compras de excedente agrícola, subsidiando, etc), pasando por el esquema núcleo-plantación (generalmente entre el estado y el sector privado a través de una plantación central o centro de procesamiento agrícola central), la agricultura satélite (mezclas de los dos anteriores), y llegando hasta la no-subcontratación en mercado abierto. Todas estas son formas de mediación del capital comercial sobre la producción en el modo del "putting-out" o equivalentes a él en el sentido del capítulo XX del tomo III. Los grados 3) y 4) pueden mezclarse con todos estos grados indistintamente. Incluso el modelo de núcleo-plantación es sorprendentemente similar a un latifundio que explota mano de obra campesina, con la única diferencia que explota pequeños propietarios, y sus excedentes, o su trabajo dentro de la plantación alternada con el trabajo en la tierra propia, etc. Pero si nos interesa la subsunción formal y real marxista, estos grados dependen de la integración comercial: los intermediarios de jefes de villas y tribales ahorran al productor directo campesino gastos de comercialización, pero aumentan los márgenes comerciales. Por la misma razón, reducen el ingreso que recibe ese campesino comparado con el precio final de su producto, y eso ayuda a extraer más plustrabajo no-pago. Encontramos aquí la razón por la que el jefe tribal es tan beneficioso para el capital: porque aumenta la explotación del trabajo agrícola, y aumenta la masa absoluta de ganancia del capital agrícola y comercial, aunque no le permita su concentración o centralización y lo haga de manera fragmentaria. En cambio la agricultura por contrato directo con los productores campesinos ya sea de una plantación o procesamiento central, ahorran al productor directo esos mismos gastos de comercialización, al mismo tiempo que bajan el margen comercial. Permiten mejores ingresos salariales o comerciales para el campesino, y extraer la misma o una mayor cantidad de plustrabajo no-pago. Esto permite una concentración mucho mayor del capital (lo cual permite inversiones todavía más grandes) y una centralización mucho mayor en pocas manos, partiendo de una masa absoluta de ganancia menor para el capital comercial como un todo, pero que en términos de márgenes comerciales es más ventajosa. Esto explica el rezago en la industrialización y la creación de mercados internos en África u Oriente Medio, en comparación con el resto de Asia: la industrialización es imposible sin un aumento del nivel de vida y consumo campesino, que es incompatible con el aumento en la explotación del trabajo. Solo la reducción del margen comercial permite subir el ingreso campesino sin comprometer la ganancia comercial, o en su defecto, mantener la misma explotación y aumentar la ganancia para la empresa. Al mismo tiempo, el aumento de la explotación del trabajo permite una masa absoluta de ganancias mayor para el capital comercial, pero deprimiendo el consumo campesino. El capital comercial tiene un dominio mucho más agresivo, y por lo tanto, mucho más provechoso en términos de su apoderamiento de la producción. La fragmentación de la concentración impide la inversión en gran escala e intensiva, mientras que solo la concentración permite la acumulación de un capital lo suficientemente amplio para la inversión.

Esta gran diferencia de funcionamiento sincrónico/lógico e histórico, explica las grandes divergencias entre regiones como África y Oriente Medio, y su fragmentación del estado-nación, en comparación con India o el Este de Asia donde aunque existe la misma estructura del modo de producción asiático, existe la misma unión de impuestos y renta que es poco a poco desgranada por estos distintos grados de integración comercial y subsunción formal y real, y existen procesos de colonización con distintos grados de mando o administración directa o indirecta. Es lo que produce los diferentes patrones de acumulación: más fragmentados en África y Oriente Medio, y más concentrados y centralizados en el Sur y Este de Asia. Esto, precisamente, siendo nuestra tesis inicial en todos nuestros textos de colonialismo y periferias que hemos escrito a lo largo de nuestro trabajo en este blog. Por lo tanto, el texto es una confirmación sencilla y directa al grano de los procesos que solo pueden ser diferenciados por el modo de producción asiático, y una confirmación del desarrollo de ese modo de producción, y su transición al capitalismo moderno, que hemos desarrollo nosotros.


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