Sobre la economía neoclásica




La economía neoclásica no solo no es positivista, sino que es abiertamente idealista. El uso que hacen de modelos lineares o no-lineares es inservible no solo en términos explicativos a priori (predictivos, por ejemplo), sino descriptivos a posteriori: las presunciones sobre las que se basa son completamente irreales y formalistas, como la maximización u optimización constante, la indiferencia de los productos, o la homogeneidad de gustos entre el individuo y los agregados macro (existen incluso paradojas formales y matemáticas que impiden la aplicación de microeconomía a la macroeconomía por la imposibilidad de considerar un ejemplo particular como idéntico a un agregado, por lo menos no sin romper ya no solo la competencia perfecta, sino la noción misma de equilibrio –los teoremas de Arrow o Holmström, por ejemplo-). La matemática teórica no se basa simplemente en inferencias o semántica, sino en comprobaciones inductivo-formales de la sintaxis matemática misma. La matemática aplicada por su lado, se basa en comprobaciones inductivo-empíricas. Pero el uso de modelos en economía neoclásica no tiene consistencia ni coherencia deductiva, ni formal, y por último, tampoco empírica. Cosa que el mismo neoclasicismo abiertamente defiende, como en la infame crítica de Lucas que llevó a la nueva macroeconomía clásica de los Chicago Boys et al. No solo son Arrow o Holmström, sino que sus teoremas son coincidentes con la crítica de Gödel y las paradojas de Russell, como bien lo señala Ben Fine o la crítica demoledora de Bromley desde el institucionalismo.

El problema de la economía neoclásica no es en ningún modo el positivismo, sino el idealismo. En Hayek o Von Mises no se encuentra ningún positivismo, sino más bien críticas contra el positivismo, y la defensa del dualismo y el individualismo metodológico fundamentado incluso en la doctrina trascendental kantiana. Esto del mismo modo que Jevons defiende el método deductivo en términos aristotélicos y en completa oposición a todo utilitarismo y empirismo (como en su devastadora crítica de Mill). Las quejas de Lucas son igualmente platónicas, tal y como el kantismo. Es una queja contra lo fáctico y lo histórico, tal y como el idealismo alemán entero. Con esa corriente fundamentan desde sus lógicas formales hasta sus matemáticas, en todas las absorciones de las distintas corrientes que nos llevan desde la revolución marginalista, hacia la nueva síntesis clásica, y a la nueva macroeconomía clásica, etc, haciendo que las críticas de “positivismo” por parte de izquierdistas y marxistas sea hueca, o cuando menos, ignorante.

La crítica de “positivismo” de los marxistas parece más bien un intento de lavarle la cara al idealismo alemán (como siempre), en vista de que el marxismo tradicional y clasicista es más idealista alemán que materialista, y en vista del deterioro histórico del marxismo convertido en defensor de todo lo que sea idealista alemán, y repudiador de todo anti-idealismo. Esta debilidad en la crítica del neoclasicismo es lo que da más fuerza al neoclasicismo o al neoliberalismo/libertarianismo mismos; le da fuerza dentro de la economía, y la vuelve irrefutable, debilitando cualquier intento de desarrollo alternativo. Esto, y el hecho de que el marxismo tradicional y clasicista en que se ha convertido desde el auge del “marxismo occidental” de Anderson, tampoco critica la ciencia y el cientificismo, ni sigue los desarrollos históricos de la ciencia del siglo XX, y prefiere criticar el posmodernismo, pero nunca la decadencia del conocimiento mismo. Esto implicaría admitir que hay un problema de idealismo y formalismo en las ciencias modernas, cosa que estos “marxistas” no pueden admitir porque ellos mismos son parte del problema idealista (solo que dentro del marxismo y su normalización académica).

Las consecuencias de una teoría lógico-matemática que no tiene asidero en la realidad, habla entonces de la paradoja del conocimiento matemático que mencionaba Einstein con su famosa frase: “Mientras las leyes de la matemática se refieran a la realidad, no son ciertas; mientras sean ciertas, no se refieren a la realidad.” Lo que habla de la contradicción entre la consistencia y la realidad que demostrara Gödel y el escenario post-gödeliano de la lógica simbólica. El cual es ignorado por el uso de sistemas deterministas y dinámicos recursivos (no solo en la economía sino también en la lingüística de Chomsky, por ejemplo), para los cuales las paradojas y aporías de los teoremas de Gödel demuestran su invalidez. Las consecuencias científicas históricas de esta realidad formal y empírica serían que hay toda una rama científica (la economía neoclásica) desarrollando pseudo-ciencia a plena luz del día. La lógica simbólica post-gödeliana de la lógica para-consistente o del fuzzy logic y la posibilística o probabilística, parecen ser el equivalente del post-estructuralismo lingüístico, y esta vez ya no es solo el lenguaje natural y oral/escrito el que recibe los golpes de la crítica científica misma, sino el lenguaje de la lógica simbólica. Lo cual llevaría a la creación de modelos mucho más complejos, de los cuales nosotros tenemos una propuesta no definitiva, pero que sí puede ayudar a salir de las inconsistencias y falacias del uso de modelos y sistemas en la ciencia. Esto sin negar su aplicabilidad, pero en términos inductivo-empíricos (en caso de una matemática aplicada) o formales (en caso de una matemática o física teórica), pero nunca exclusivamente formalistas y deductivos como los propone el neoclasicismo.

Entradas populares