Notas para una interpretación



Aquíavanzamos una actualización parcial de la teoría del imperialismo. Como dijimos aquí, la teoría imperialista no solo necesita ser actualizada, sino que es incompleta. En efecto: las características del capitalismo monopolista se conjugan con muchas otras variables además de la concentración y centralización, el paso de la propiedad privada individual a la propiedad privada colectiva (la aparición del trust), o la aparición del capital financiero (Hilferding), etc. Como lo señala Mandel: involucra también la aparición de la segunda revolución industrial (que permitió una centralización de la producción radicalmente distinta), el desarrollo desigual en la importación del capital constante de países como Estados Unidos o Alemania (no tienen que pasar por todo el proceso de países como Inglaterra, sino que importan bienes de capital mucho más avanzados, provocando saltos en la productividad desde métodos arcaicos a nuevos, etc), o el hecho de que la segunda revolución industrial estuvo basada en el petróleo (y que Estados Unidos, por ejemplo, tenían una gran reserva de él), el carácter inicialmente expansivo del capital hacia las colonias del globo (donde hay mayor plusvalor debido a una menor composición orgánica), etc. No pretendemos condensar la totalidad(!) de las variables. Con esto queremos señalar el carácter incompleto de textos como los de Lenin o Bujarín, y el hecho de que en lugar de explicaciones reductivas, monocausales o deterministas, planteamos una constelación de variables que interactúan y se interrelacionan en un proceso histórico.

Sobre la actualización a la situación de hoy, en la que se invierten los patrones clásicos de la teoría colonial e imperialista que ha sostenido hasta ahora el marxismo, tenemos que añadir como variables:

-         Movimiento del capital (ecualización) a una zona con una ganancia media más alta.

Como explica Mandel, el capital monopolista forma una superganancia basada en una ganancia media monopolista que opera a través, principalmente, de la exportación de capital. Esto explica el carácter extensivo de la exportación de capital durante el capitalismo monopolista, y su carácter de mezcla entre aspectos extensivos/intensivos en el capitalismo tardío: la búsqueda de zonas con mayor explotación del trabajo en detrimento de las zonas con menor explotación (desindustrialización e industrialización).

-         Mayor plusvalor por menor composición orgánica.

Esta sería una explicación muy distinta del dependentismo: en lugar del enfoque ricardiano en los precios, se enfoca en la mayor tasa de plusvalor en los países coloniales con respecto a las metrópolis: el atraso en el capital constante de las colonias permite, irónicamente, una mayor tasa de plusvalor. Ésta es una constante de la división internacional del trabajo misma entre países “industriales” y “agrícolas”/”extractivos”, que solo es contradicha por el aumento de la productividad del trabajo de las metrópolis, que les permite vender a precios unitarios mucho más bajos y, por lo tanto, a valores más altos. Es decir: hay que recordar que partiendo de la interpretación de Grossman, el aumento de la composición orgánica del capital sí produce un aumento de la tasa de ganancia, pero que pasa por un límite a partir del cual empieza a descender. Esto explicaría por qué la tasa de plusvalor es siempre más alta en las colonias, pero la alta productividad del trabajo de las metrópolis supera esa tasa de plusvalor en períodos de auge (por eso ha habido precios altos de materias primas antes, pero no han provocado por sí solos una dislocación tan fuerte en las relaciones de dependencia entre colonias y metrópolis como la vivimos hoy). Esto demuestra que el período neo-capitalista es, efectivamente, el período de caída prolongada de la tasa de ganancia y que esto produce que sean las zonas atrasadas y menos desarrolladas las que permitan formas más altas de explotación; el capitalismo más avanzado, en cierta forma, depende de las condiciones más retrógradas.

-         Desarrollo desigual y combinado de industria más avanzada y por lo tanto, más productiva.

El desarrollo desigual y combinado permite que un país más atrasado importe bienes de capital mucho más avanzados en comparación a su contexto sin la necesidad de pasar por todas las etapas que han sucedido países más avanzados, creando saltos en la productividad del trabajo. Es un proceso constante, y explica por ejemplo el desarrollo de Estados Unidos y Alemania desde finales del siglo XIX.

-         Desindustrialización en las metrópolis e industrialización en colonias.

Este era el factor alrededor del cual hicimos mayor énfasis (a partir de los datos de Husson y de las posiciones de Lipietz, etc), pero que gracias a las variables que acabamos de exponer, se explica mucho mejor: el capitalismo monopolista es extensivo, pero sus exportaciones de capital toman el lugar preponderante para el capital financiero con respecto a la inversión productiva. En la etapa actual las exportaciones de capital mezclan su carácter extensivo (recorren el mundo entero) con el intensivo (buscan regiones con mayor explotación del trabajo, una mayor tasa de ganancia, saltos productivos debido a nuevo capital constante, etc). En lugar de un fordismo global (Lipietz), el desarrollo de las regiones se moviliza muy en el modo en que se da el movimiento de ecualización de capitales con respecto a la tasa de ganancia media.

-         Deflación en metrópolis por desempleo, caída real de salarios, etc.

La caída de la tasa de ganancia general produce un proceso de deflación en donde la alta elasticidad de los bienes de consumo en comparación a las materias primas, permite un ascenso de precios de estos últimos.

-         La tercera revolución industrial

La tercera revolución industrial permitió la internacionalización de la división del trabajo y la creación de la multinacional. La multinacional permite la movilidad ya no solo de la exportación de capitales, sino de la inversión productiva. De este modo se interrelaciona con el movimiento de ecualización alrededor de la ganancia media alrededor del mundo, la búsqueda de mayores tasas de explotación del trabajo, y el resto de variables que mencionamos aquí. La concentración monopólica de los capitales inicia con el capital monopolista, pero es hasta la internacionalización de la división del trabajo que se crea la primera multinacional con capitales de distintos países en la forma de la centralización (el control directo sobre los medios de producción). El proceso de desindustrialización e industrialización de la economía global se da a través de la salida de la multinacional desde su país de origen y su instalación de manera directa en países coloniales, teniendo como efecto paradójico ya no solo la extracción de valor desde las colonias hacia las metrópolis (en su período de auge), sino la industrialización de estas colonias que va a revertir precisamente esos flujos de valor hoy.

-         La caída tendencial de la tasa de ganancia.

Lejos de ser la explicación central o monocausal del capital (como se le critica injustamente a Grossman), es otra variable más que también se explica relacionalmente con las otras variables ya expuestas: a diferencia del período de auge en la aparición del capital monopolista, la caída de la tasa de ganancia constante (la ‘larga caída’, como dice Brenner) que se está comprobando empíricamente hoy en día por autores como Kliman (una caída sostenida desde los 70s) obliga al capital a utilizar todas las variables antes expuestas como métodos de desarrollo. De ahí que las variables expliquen no solo el por qué se desarrollan o no los BRICS en oposición a las metrópolis, o incluso China en oposición a Estados Unidos, sino el funcionamiento en general de la coyuntura que vivimos hoy (tal y como lo hacía parcialmente la teoría imperialista antes). Vivimos una situación diametralmente opuesta a la vivida en la generación del capital monopolista: mientras que la creación del capital monopolista vio el aumento del capital variable correlativo al aumento de la composición orgánica (en una contratendencia de la caída de la tasa de ganancia: reducción del tiempo de trabajo necesario, aumento de la productividad del trabajo, aumento de la satisfacción de necesidades de los trabajadores, etc), la creación de este neo-capitalismo enfrenta una reducción del capital variable con respecto al capital constante (especialmente en las metrópolis: desindustrialización) tanto en términos de composición técnica como de valor (caída del salario real); es decir: mientras que la aparición del capitalismo monopolista vio el crecimiento del empleo, el neocapitalismo ve el aumento del ejército de reserva y la flexibilización, etc.



De aquí es posible sacar algunas conclusiones:

Como pueden ver, hemos mencionado variables que no están contempladas en la teoría clásica del imperialismo, precisamente porque la teoría imperialista no es una teoría del desarrollo del capitalismo, sino de una forma particular del capital. Nosotros en cambio ensanchamos (aunque no totalmente) el campo más amplio dentro del cual se desarrolla una forma particular como la del capitalismo monopolista (de ahí que algunas de las variables que mencionamos son constantes en cualquier período: el de libre competencia, el monopolista o el de hoy).

Al mismo tiempo, y por las mismas razones, no es simplemente una actualización sino una verdadera fundamentación de la subversión de los patrones clásicos de explotación a nivel mundial. El propio Mandel (es notorio que nos basamos grandemente en su trabajo) plantea ésta posibilidad a la hora de desarrollar todas estas variables él mismo, aunque débilmente. En sus esquemas, se mantienen relaciones de dependencia entre metrópolis y colonias que están siendo completamente deshechas por el desarrollo actual. Además, si conjugamos esto con el hecho de que vivimos en la época de la comprobación empírica (Kliman) de la ley de caída tendencial de la tasa de ganancia, vemos no solo que las teorías de ondas largas de Mandel está errada, sino que así como el capitalismo monopolista es característico o paralelo a unas condiciones tales como las de la ‘onda de expansión’ o auge que menciona el propio Mandel (de 1895 a 1913), el neocapitalismo de hoy también está relacionado con la situación histórica (diametralmente opuesta a una onda de auge) de la caída de la tasa de ganancia: es probable que de no existir una caída de la tasa de ganancia, la exportación de capital tendría un carácter más extensivo, o la desindustrialización de las metrópolis no sucedería, etc. Pero eso no hace que la caída de la tasa de ganancia sea monocausal: solo quiere decir que es una variable más del proceso histórico.

Tenemos que hacer una rectificación de textos como éste (que en retrospectiva, nos parecen sumamente mediocres –aunque no del todo incorrectos-). Es notorio que los pronósticos marxistas acerca de la socialización de la producción significando un paso por un capitalismo de Estado como transición al ‘socialismo’ se revelan erróneos. No solo la diferencia entre propiedad privada individual (en la época de libre competencia) y propiedad privada colectiva (la época de los carteles y trusts) explica claramente el concepto de burocracia(soviética, china, cubana, etc -desmintiendo a todos los stalinistas, maoístas, trotskistas y mayoría de marxistas que niegan la teoría del capitalismo de Estado-), sino que se revelan como simples formas posibles de la ley del valor capitalista. La burocracia soviética o china, cubana o vietnamita, es simplemente una forma de propiedad privada colectiva distinta del trust en la medida de que es la nacionalización de los medios de producción en manos del Estado (propiedad de un grupo social colectivo: los funcionarios estatales de la burocracia) lo que permite la explotación del plusproducto social (una apropiación privada). Como dicen Marx y Engels, el carácter no-planificado del anterior capitalismo de libre competencia, deja de existir sin dejar de ser capitalista: los monopolios representan una propiedad colectiva que al mismo tiempo reduce de una u otra forma la ecualización de la tasa de ganancia a lo largo de las ramas productivas (es decir: contradice la competencia) sin eliminar las relaciones capitalistas entre esas ramas; exactamente del mismo modo opera el capitalismo de Estado, solo que la propiedad colectiva no es privada, sino estatal. Junto con el imperialismo estadounidense o inglés (republicanos) y el imperialismo alemán o italiano (fascistas), el régimen soviético (y China hoy en día) se convierte en el tercer gran modo de imperialismo en la época del capitalismo monopolista (y China durante el neo-capitalismo actual). El avance en las condiciones de vida de la población rusa o china, y el tremendo desarrollo de los medios de producción de esos países, es un avance de una forma completamente nueva de capitalismo, pero no de otro modo de producción.

El mito de un área del globo sometida a una ley de valor socialista es falso: se trata simplemente de una repartición de los medios de producción del globo (el acuerdo de Yalta, por ejemplo), y de zonas comerciales (e incluso ni siquiera eso, como lo demuestra la infame producción de la Fiat italiana en Yugoslavia, el hecho de que muchos países del ‘tercer mundo’ eran receptores de exportaciones de capital desde Estados Unidos y la Unión Soviética al mismo tiempo, y por supuesto, la virtual existencia de relaciones capitalistas aun entre los sectores estatales y nacionalizados), etc. Esto explica la supresión por parte del régimen soviético de los grandes levantamientos de 1944/48 que se extendieron por toda Europa y Asia, y el hecho de que las pocas “revoluciones” (igual de retrógradas) que alcanzaron el poder fueron las que se alejaron de las políticas de la Unión Soviética: Yugoslavia, China o Vietnam. Esto junto con la actual restauración del capitalismo en China o Cuba, demuestran el carácter históricamente reaccionario y para nada “transicional” del capitalismo de Estado promovido por el movimiento político marxista hasta hoy. El intento de cambiar los modos de producción en Rusia y China representan saltos cualitativos inigualables en la historia del capital, tanto para sus economías como para sus poblaciones, etc, pero representan también el ahogamiento más radical y extremo de toda posibilidad de pasar a otro modo de producción. Este fracaso histórico del movimiento político marxista (separándolo de sus aportes en el terreno económico) tiene que ser afrontado, especialmente si queremos rescatar los aportes de Marx de entre estos escombros, y ver en qué nos puede ayudar a encontrar nuevos planteamientos (sean o no sean marxistas políticamente). En resumen, la concentración y la centralización crecen (con la fusión de corporaciones como pináculo), pero no existe socialización alguna en el sentido de una transición hacia nada ni siquiera ligeramente progresivo: al contrario, la centralización del capital del neo-capitalismo se caracteriza por la desarticulación o flexibilización del proceso de trabajo al nivel de la posesión o socialización efectiva (completamente al revés de la posición mantenida por estos marxismos).


Por último: ésta subversión de los patrones clásicos del capital no implica un atenuamiento o suavización de las contradicciones que llevaron a las Guerras Mundiales, etc. Es simplemente un reposicionamiento global del poder no solo de las potencias metropolitanas, sino de las mismas colonias que pasan a revertir esos patrones clásicos de dependencia y se convierten algunas ellas mismas en nuevas potencias. Tampoco existe algo así como una ‘acumulación financiera’ (Husson) o financiarización de la economía (Chesnais), más allá del aumento en términos absolutos del capital financiero, y algunos otros aspectos señalados por Mandel (autofinanciamiento, etc). La crisis del 2008 sigue siendo una crisis en la que el equity de una serie de instituciones económicas de la sociedad representa un saldo negativo de tal magnitud que pone en jaque la posibilidad de la economía de cumplir con sus compromisos financieros; para que se de esa situación, tiene que existir una relación deficitaria entre la gananciay las responsabilidades crediticias.

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