Notas sobre Costa Rica III



Solo quiero apuntar una serie de fragmentos que ayudan a confirmar y desarrollar mejor lo que hemos expuesto en textos anteriores (específicamente aquí, aquí o aquí). Estas citas refuerzan la posibilidad de leer el desarrollo capitalista costarricense a través del enfoque de Takahashi, y por lo tanto, del predominio del capital comercial y financiero por encima del capital productivo, provocando una revolución capitalista ‘por arriba’ y un desarrollo completamente disímil de la acumulación originaria, etc. Esto último implica una vía alterna para entender el capitalismo periférico ya no como una simple ‘dependencia’, sino como un verdadero desarrollo alterno del capitalismo (tal y como lo planteamos aquí o aquí). Los fragmentos provienen del texto Reforma agraria y poder político de Francisco Barahona.

“Sociedades mercantiles se ocupan de la exportación del café y de la importación de artículos necesarios, primero financiados con los recursos no muy fuertes de las familias más acomodadas del país, luego, es reforzada su estructura financiera con el crédito que con toda amplitud, comienzan a ofrecer los consignatarios londinenses, sobre el valor de las futuras cosechas. Surgen entonces, las familias Mora y Aguilar, Fernández y Montealegre, Escalante y Bonilla, Ulloa y Moya, etc. Familias que van a constituir el corazón de la producción cafetalera, el corazón del desarrollo económico, y el corazón político; pues es justamente de ellas de donde surgirán varios Presidentes de la República, y la mayoría de Ministros y Diputados.

La explotación del café como monocultivo, genera la primera división del trabajo social, provocando así una incipiente división social en clases, que alcanzará muy pronto características definidas. Se da un sector de agricultores nacionales sin relación al negocio de la exportación, y otro mucho más pequeño el de agricultores-exportadores, que utilizará para su provecho exclusivo sus relaciones con Inglaterra. La disponibilidad de una fortuna personal y el acceso directo al crédito inglés, le permitirá ser en definitiva el sector que controlará el comercio, la elaboración y en una gran medida la producción cafetalera.

(…) muy pronto el auge cafetalero profundiza esa división social del trabajo, dentro de la misma clase. La necesidad de producir, procesar y exportar, genera cada vez mayor disposición y sobre todo la disposición de mayor capital. Es aquí donde surge una primera división entre la clase cafetalera a saber: una de agricultores exclusivamente, y otra de agricultores-procesadores-exportadores. La segunda se convertirá rápidamente en la más fuerte, y será la verdadera dueña del negocio. A partir de este momento, podemos llamar a esta sub-fracción de clase, “oligarquía”, y es la que pasará a decidir los asuntos nacionales (…)

Paralelamente al desarrollo de la oligarguía cafetalera, se producirán cambios importantes, tanto en la estructura social, como en la distribución sobre la propiedad sobre la tierra. El crédito otorgado por las casas nacionales exportadoras, a los pequeños propietarios, para la financiación de sus cultivos, provoca en muchos casos y por incumplimiento involuntario de los deudores, la pérdida de sus haciendas, que pasan a engrosar el dominio territorial de los prestamistas. Es así como comienza a formarse, al lado de la pequeña o mediana propiedad cafetalera, el latifundio. Un hecho de fundamental importancia se produce al mismo tiempo: el nacimiento del “peón”, o antiguo pequeño propietario, ahora sin tierra.”

Queda claro que la diferencia que provoca el predominio de la “oligarquía cafetalera” por sobre el resto de fracciones terratenientes, es su relación con el capital comercial y financiero. Incluso: el mantenimiento mismo de la pequeña propiedad parcelera, es explicada precisamente porque esta oligarquía, en lugar de desarrollar la producción agrícola latifundista propiamente, y una acumulación originaria en sentido estricto (con el despojo de tierras campesinas, la creación de mano de obra, la industrialización del agro, etc), más bien se encargan de relaciones comerciales y crediticias para apropiarse tanto de las tierras, como el producto y en general el valor producido por el campesino costarricense.

Esto tiene serias implicaciones: no es el beneficiado ni el procesamiento agro-industrial el que vuelve capitalistas a estos oligarcas cafetaleros (como lo dice Molina), ni tampoco el que los vuelve dominantes sobre la sociedad capitalista costarricense. Son capitalistas desde el inicio del período cafetalero en 1821, y adquieren su dominio sobre la producción gracias a su relación comercial y crediticia. Es precisamente la tesis de Takahashi, o lo que en otros términos sería la ‘vía prusiana’ que descarta Gudmondson (teniendo en cuenta que Gudmondson parte de Moore, y no de Lenin o Marx, lo cual no es equivocado per sé, ni una especie de 'desvío' o alguna de esas críticas nefastas, sino que se trata simplemente de versiones con detalles relativamente diferentes sobre los cuales hay que tener cuidado si se quiere la mayor precisión posible). 

Por último, otra consecuencia a partir de este enfoque: el carácter ‘dependiente’ no se debe a la explicación ricardiana de una diferencia entre precios de inputs o outputs (es decir: no se debe a la teoría de la dependencia ni el intercambio desigual de Emmanuel ni el de Prébisch, etc), sino que se debe al predominio del capital comercial y crediticio sobre la acumulación capitalista en general. Esto que además es característica propia ya no solo de Costa Rica (aquí), sino de las periferias capitalistas en general (por ejemplo aquí o aquí). Asimismo, la tesis sobre la gran división internacional del trabajo entre países ‘industriales’ y ‘agrícolas’, y todo el resto de esquemas estalinoides sobre ‘restos feudales’ e ‘industria’, se vuelven obsoletos: el dominio sobre las periferias es atravesado de cabo a rabo por el dominio del capital comercial y financiero sobre la acumulación, y no por el predominio agrícola o industrial. Vemos que no era exactamente la "oligarquía terrateniente" la que predominaba sobre los modelos agro-exportadores en Latinoamérica, Asia o África, sino el capital comercial y financiero, lo cual cambia completamente la forma en que hemos visto nuestra propia historia.

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