Intercambio desigual, etc II (de nuevo)


Queremos extender un poco nuestra crítica del intercambio desigual no porque esté errada (pronto veremos cómo), sino para aclarar malentendidos y ver cómo nuestra crítica inicial precisamente se dirige al meollo del problema de la teoría del intercambio desigual. Lo primero que hay que entender es que las tesis de Baran, Prébisch, Emmanuel, Dos Santos, Cardoso-Serra y Marini (entre otros) no son exactamente iguales entre sí. Después veremos como algunas de estas versiones (especialmente la de Baran o Dos Santos) son mucho más acertadas, y al mismo tiempo, cómo todas ellas (incluso esas que consideramos más precisas) se ven frente a la necesidad de ser superadas. Esto último especialmente en el contexto histórico actual donde vemos países ‘periféricos’ o neo-coloniales (como China o India, etc) que tienen tasas y cantidades absolutas de ganancia superiores a los de la Tríada Estados Unidos-Europa-Japón. Es decir: donde no parece existir ya ninguna transferencia de valor ni términos de intercambio desiguales en detrimento de las ‘periferias’, sino al revés: en detrimento de los supuestos ‘centros’ o ‘metrópolis’. Vamos a resumir los distintos enfoques sobre lo que es intercambio desigual.

Baran

Paul Baran nunca desarrolla propiamente una teoría de intercambio desigual. De todos los autores es el más completo, ya que no solo habla de los términos de intercambio (entre importaciones y exportaciones basadas en horas de trabajo, etc), sino que habla del ingreso nacional bruto de países, ramas y empresas como forma de transferencia de valor, así como de intereses y dividendos (o sea: del crédito además de la ganancia propiamente dicha). Todo esto, además, en el marco de una preocupación por el proceso productivo y no simplemente el intercambio, y por lo tanto, por el valor y no simplemente por el precio (aunque enfocado especialmente en el salario y las plusvalías relativas, que no son lo mismo que cambios en la composición orgánica y en la productividad).

Emmanuel

Emmanuel parte de los términos de intercambio exclusivamente, dejando de lado intereses o dividendos, ingreso nacional, salarios, etc. La tesis de Emmanuel es que el deterioro de los términos de intercambio para los países ‘periféricos’ está precisamente en diferencias de productividad, y por lo tanto, en diferencias internas al proceso productivo y no simplemente al intercambio comercial o la oferta y la demanda. Es decir, el intercambio desigual se debe a una reducción del trabajo necesario frente al trabajo excedente debido al aumento de la productividad y la explotación del trabajo, y no simplemente al intercambio o la oferta y demanda en el mercado mundial.

Prébisch

Se enfoca en el intercambio entre productos agrícolas e industriales. Ya que hay cambios en la productividad tanto de los países ‘centrales’ y ‘periféricos’ en los sectores industrial y agrícola respectivamente, los términos de intercambio deberían mantenerse similares a los cambios de productividad, pero esto no sucede. Los precios industriales no bajan al mismo nivel que sube su productividad (permitiendo un mejor término de intercambio), sino que suben por encima del umbral que permite esa reducción de costos, lo que quiere decir (para Prébisch) que hay un aumento de ingresos en las clases empresariales que lleva a un aumento del consumo, y por lo tanto a un aumento de estos precios. Por lo tanto, es la oferta y la demanda del consumo excedente de las clases empresariales lo que produce el aumento de precios industriales (dentro del margen de reducción por el aumento de productividad) en los países ‘metropolitanos’, en oposición a la gran reducción y poco ingreso empresarial en los países ‘periféricos’. Se puede decir que la explicación se sale casi completamente del aspecto productivo, y se basa simplemente en oferta y demanda.

Marini

Propone que se enfoque el intercambio desigual en el proceso productivo, pero tal y como se lo critican Cardoso y Serra, se concentra solo en la explotación del trabajo entendida como salario, y no como transformaciones en la relación entre trabajo necesario o excedente, o la plusvalía absoluta, etc (este enfoque en el valor del trabajo en el mercado mundial es el predominante hoy, no está de más señalarlo -desde Smith hasta Husson, etc-). Además, se enfoca en la superexplotación o superganancia, que se da en la esfera de la oferta y demanda, dejando de lado los ingresos nacionales, por ramas o firmas individuales, así como el crédito, que sí son incluidos por alguien como Baran. Esto quiere decir que las diferencias entre 'metrópolis' y 'periferias' se deberían a diferencias en la composición orgánica pura y simple tal y como entre procesos productivos a lo interno de cada mercado nacional. Por lo tanto, no parece haber una explicación específica del fenómeno 'dependentista'. En todo caso, teóricamente se supone que es un enfoque en el proceso productivo.

Cardoso y Serra

En su crítica a Marini dejan claro que se apegan a la interpretación de Prébisch. Más allá de eso, tienen algunas distorsiones de la teoría incluso del propio Prébisch, como decir que la tasa de ganancia se basa en la oferta y demanda, etc (cosa que ni siquiera Prébisch argumenta). En todo caso, la crítica que hacen a Marini es fundamentalmente correcta, ya que la productividad va más allá del salario solamente, y el deterioro de los términos de intercambio en el sentido de Prébisch, ni en el sentido de ninguno de estos teóricos que hemos tratado hasta aquí, implica deterioros en la tasa de ganancia, lo cual sería identificar (erróneamente) precio y valor aún más.

Dos Santos

Incluye el mismo enfoque de Baran en el crédito y los dividendos, en la inversión extranjera directa, y por lo tanto, no hablamos simplemente de términos de intercambio sino de transferencias de valor en términos de ganancia, etc. La gran diferencia de Dos Santos es aplicar los análisis de Baran (y Sweezy) al contexto histórico posterior a las investigaciones de aquellos, tal y como se puede decir de Celso Furtado y en general de la gran diferencia entre lo ‘sociológico’ latinoamericano con respecto a lo estadounidense o europeo (incluso en Centroamérica con Edelberto Torres Rivas) que es su historicidad (de ahí la persistencia del ‘evolucionismo’ o el desarrollismo, etc).


* Si dejamos de lado a Bambirra o Frank, entre otros, es solo porque sus enfoques son más teóricos, con Frank apegándose a las tesis de Baran (que ya mencionamos antes), y Bambirra colocándose más cercana a la dialéctica hegeliana de Marini que es mucho más teórica y filosófica, pero también mucho más precisa desde ese ámbito (y habría que estudiar si no es Bambirra más precisa aún que el propio Marini). El caso de Furtado y otros se omite por brevedad, además de ser mucho más cercano al enfoque de Dos Santos y, por lo tanto, al del propio Baran.


Nuestra crítica

El enfoque más completo es el de Baran o Dos Santos, como ya lo decíamos. Más aún, el resto de enfoques se centran en los términos de intercambio que se basan en los precios de importaciones y exportaciones, y por lo tanto, son incapaces de ser asimilados al valor. Tanto por críticas como las de los propios Cardoso y Serra frente a Marini, como desde otros frentes como Mandel, quien demuestra que las tasas de ganancia de las ‘periferias’ son más altas que las de las ‘metrópolis’, precisamente por tener composiciones orgánicas más bajas y atrasadas (siguiendo precisamente las definiciones de Marx). Baran es quien más se acerca a esta realidad, pero como se enfoca en la ganancia bruta de las naciones o empresas de ‘metrópolis’ o ‘periferias’, y ve la productividad especialmente como la reducción o aumento nominal del salario en una u otra región, se pierde del aspecto fundamental señalado por Mandel y que, creemos nosotros, explica por completo el por qué el intercambio desigual es una teoría obsoleta, y el por qué vemos hoy en día precisamente su  refutación en el crecimiento inaudito de países ‘periféricos’ como China o India o el sureste asiático, etc, en comparación con la Tríada. No está de más señalar que este fracaso y refutación histórica y concreta de lemas como ‘el desarrollo del subdesarrollo’ o el ‘dependentismo’ o el ‘intercambio desigual’ se dé al mismo tiempo que entra en crisis la explicación clásica del desarrollo del capitalismo, ya no solo en sus potencias ‘metropolitanas’, sino por su penetración indiscutible en todo el mundo. Y es precisamente el mismo proceso histórico el que está desarrollando esta entrada en crisis y completa refutación de ‘principios’ o planteamientos clásicos del marxismo: la reversión o transformación de las relaciones Norte-Sur o ‘centros'/’periferias’ que estamos viendo hoy frente a nuestros ojos, y que los propios defensores de las tesis clásicas simplemente no pueden explicar (aquí o aquí, etc). De ser correcta la apreciación de Mandel y el enfoque de Baran, no hay otra salida para la explicación de la teoría del intercambio desigual y su refutación histórica que vemos hoy en día, más que en los desarrollos que hemos de los links anteriores: un cambio en las relaciones entre ‘metrópolis’ y ‘periferia’ al nivel de la productividad del trabajo tal y como se define en el tomo I de El capital, y tal y como se complica analíticamente con el tomo III.

En general, Marini o Bambirra tienen razón en términos teóricos al enfocarse en la composición orgánica o en la productividad del trabajo, pero no realizan este análisis en la práctica. Emmanuel incluso se puede decir lo mismo. Y Dos Santos o Baran dejan de analizar (y probablemente no podrían tan siquiera hacerlo) las transformaciones al nivel del aumento de la productividad del trabajo o de otras formas de transformación de la relación entre capital constante y variable que permitieran explicar el desarrollo pasado de la ‘dependencia’ y el desarrollo insólito e invertido que vemos hoy. La afirmación y demostración de Mandel acerca de la tasa de ganancia siendo más alta en las 'periferias' subdesarrolladas hace que la explicación no solo se tenga que enfocar en las transferencias de valor, sino también en las diferencias entre precios o tasas de cambio nominales y el valor: tal y como en la crítica de Michael Roberts al trabajo de John Smith (y que presenta exactamente los mismos argumentos que hacíamos nosotros sobre el trabajo de Smith), no parece existir todavía una teoría de las ventajas del subdesarrollo para las economías subdesarrolladas mismas (en términos ya no solo de tasa de ganancia, como lo dice Mandel, sino en términos por ejemplo monetarios en la diferencia entre los tipos de cambio y su revalorización en una u otra sociedad, como lo menciona Roberts, etc), y que son las que producen su estancamiento y el hecho de que las clases empresariales vean innecesario su desarrollo propio, etc. Al mismo tiempo, es la perspectiva a través de la cual se podría explicar el por qué el crecimiento de las ‘periferias’ (especialmente asiáticas, pero podríamos nombras a los países BRICS en general) es tan fuerte hoy en oposición a las ‘metrópolis’, ya que si en términos de productividad nos referimos a una reducción del trabajo necesario frente al excedente (lo que es propiamente aumento de producitivdad del trabajo) o de distintas formas de transformación del capital variable con respecto al constante para aumentar la tasa de plusvalor (reduciendo el valor del trabajo o con plusvalías absolutas, etc), entonces la inversión misma entre el crecimiento de ‘periferias’ y ‘centros’ que vemos hoy, en donde crecen más las ‘periferias’ que las ‘metrópolis’, debe ser explicado en precisamente esos términos, y no simplemente en el valor del trabajo, mucho menos en elucubraciones teóricas sobre la ganancia y el PIB como las de Smith. Sobre ese enfoque nosotros hacemos un intento y nuestra propuesta aquí.

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