Correcciones y notas sobre el mercado mundial de hoy
Haremos un mea culpa, y admitiremos el nivel casi desastroso de este texto. Admitimos que no tiene el nivel de claridad que nos gustaría que tuviera. Pero ese texto nace por preocupaciones que no tienen nada de ‘desastrosas’, como la interpretación propuesta en este texto, y lo señalado aquí o aquí, y que luego de todos estos rodeos terminaría de aclararse mucho mejor aquí. Creo que es posible aclarar un poco mejor lo que quise decir:
- El ámbito de los activos inmateriales como el dinero o las acciones tiene su propio mercado mundial en competencia. Durante el siglo XIX y el período de libre competencia, la inversión crediticia y el dinero como forma de exportación de capitales son un primer mercado mundial que no solo se relaciona como medio de circulación con respecto a la productividad, sino que tiene su propio ámbito de competencia y casi que su propia “ley del valor”. Aquí es importante recordar que es la existencia de comercio y dinero lo que caracteriza según Engels la ley del valor incluso en la antigüedad, aunque mucho más incipiente. Luego aparece el stock o los shares de acciones para recibir dividendos como parte del capital financiero y bancario. En estas épocas, la exportación de capitales monetarios o de activos financieros inmateriales se ve correlativa a la exportación de mercancías y luego a la exportación de bienes de capital. De hecho, en tanto función crediticia y de circulación de procesos de reproducción, la exportación misma de dinero y no solo de acciones aumenta con la exportación de capitales propiamente dicha, no con la exportación de mercancías simplemente. Pero en el capitalismo tardío, luego de la tercera revolución industrial, y a través de la fusión que permite el control y ya no la simple concentración de medios de producción, vemos que la competencia multinacional en el mercado mundial es distinta de la competencia multinacional en ese mismo mercado pero de modo inmaterial: la inversión en portafolio, las acciones o demás son correlativas de la integración vertical de las empresas multinacionales que llegan a sustituir la antigua integración horizontal de las empresas. Pero gracias al mercado mundial de activos inmateriales, y la posibilidad de control a través de la fusión, aparece también la posibilidad de competir en el mercado mundial financiero sin la necesidad de haber desarrollado una internacionalización de multinacionales propias más allá de la competencia regional. Es decir: países con alta inversión extranjera directa en términos financieros, no poseen inversión extranjera directa en términos de formación bruta de capital o la tercerización de la integración vertical de sus multinacionales. Compiten en el mercado mundial en tanto financieramente, y controlan medios de producción de multinacionales globales, pero no poseen empresas multinacionales que compitan al nivel global. Este es el caso precisamente de las nuevas multinacionales de los países ‘periféricos’ como los BRICS: son empresas que en comparación con las multinacionales de la Tríada no compiten para la totalidad del mercado mundial, pero que en términos de inversión extranjera directa en términos de portafolio y demás activos, participan del mercado mundial de modo creciente y fuerte. Uno de los mejores ejemplos es el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) Pérsico, cuyas naciones no poseen multinacionales de calibre más allá de las regiones del Oriente Medio, pero que tienen inversiones extranjeras directas alrededor de todo el mundo en cuanto a exportación de capitales financieros y el control de otros medios de producción alrededor del mundo. El caso de los reinos del Golfo es interesante además porque se trata en su mayoría de fondos estatales y privados mezclados en lo que se llama como fondos mutuales o fondos soberanos, que es una nueva modalidad más de la penetración del capital financiero en otras esferas distintas del capital bancario hilferdingiano o clásico.
- Esto podría explicar la multipolaridad de hoy, que precisamente se da de la mano de economías como la China o la India, o los Nuevos Países Industrializados del Sur-Este Asiático, los cuales no poseen multinacionales globales sino simplemente regionales, algunas se destacan en la producción de valor agregado debido a la alta tecnología, etc, con procesos de integración vertical bastante lentos y mucho más cercanos a la integración horizontal, pero que en términos financieros y de inversión de portafolio y demás modos de inversión inmaterial, compiten al nivel de cualquier potencia del mundo. Entonces, así como existe una ecualización de la tasa de ganancia a lo interno de las sociedades, y una ecualización de la tasa de ganancia monopólica alrededor del mercado mundial, o así como existe una competencia global y regional productiva entre tipos de integración y mercados entre las potencias y multinacionales tradicionales y las emergentes, así también existe un mercado mundial en términos inmateriales o financieros donde se compite encarnizadamente e independientemente de las capacidades productivas (muy en el sentido de Arrighi, ya diremos porqué). El mercado de dinero del siglo XIX, la aparición del trust en el capitalismo monopolista de principios del siglo XX, y la aparición de la fusión ligada a la mezcla de integración vertical y horizontal, dio paso a un período de financiarización y de caída de la producción (en el sentido de Arrighi) donde los países que tenían la superioridad de la mano de su productividad, ahora se ven frente a la competencia de países con productividades mucho menores, pero que sí compiten globalmente al nivel financiero.
- Este período coincide irónicamente con la desaparición de las revoluciones industriales, coincidiendo una vez más con las etapas de productividad y financiarización de Arrighi. Es evidente que iniciativas como las de la Nueva Ruta de Seda de China son iniciativas que buscan extender la integración empresarial casi netamente regional hacia el resto del globo. Es un intento algo rudimentario de internacionalización, o por lo menos, bastante regionalizado, en oposición al Plan Marshall de los Estados Unidos que se basó fundamentalmente en la fusión de activos financieros como forma de controlar medios de producción. En todo caso, el ejemplo más célebre de expansión de la economía china es por supuesto los bonos estadounidenses, los cuales representan una especie similar de ponerse en una relación de acreedor con respecto a otras economías tal y como lo hizo los Estados Unidos con respecto a Europa con el Plan Marshall, con la gran diferencia de que el Plan Marshall se dio de la mano o paralelo a la internacionalización y tercerización de la división del trabajo y las multinacionales, cosa que no ocurre hoy en el caso chino con empresas regionalistas y con producción industrial de bienes de capital pero no de consumo mediato, sin competir de modo indistinto en el mercado mundial. Ahora, lo mismo vemos en todo el resto de países que conforman esta supuesta multipolaridad: todos tienen capacidades productivas menores, con excepción tal vez de los países de alta tecnología del sur-este asiático, pero gracias a que en términos de activos financieros e inmateriales los países ‘periféricos’ cuentan con los fondos mutuales o soberanos, o con la capacidad pura y simple de competir directamente con los más grandes conglomerados, entonces esto produce el desequilibrio y la multipolaridad. Volviendo al ejemplo de los países del Golfo Pérsico: en vez de construir una gran multinacional y buscar insertarse en el mercado mundial a través de la internacionalización de la división del trabajo y la tercerización, extendiendo una producción mundial con distintos mercados y valor agregado, lo que hicieron fue unir su riqueza financiera petrolera a través de fondos mutuales y soberanos que les permiten pasar de ser capitales aislados y pequeños al nivel mundial, a ser capitales enormes con capacidad de inversión de portafolio y de otros tipos a nivel mundial y a nivel sectorial. De ahí que la CCG sea la mayor fuente de inversión extranjera directa y de portafolio hacia el Medio Oriente.
- La exportación de capitales, especialmente en términos de assets financieros y que fuera típica de la concepción del imperialismo durante el capitalismo monopolista, ahora se da como origen desde todas direcciones. Así como los países del Golfo exportan capitales hacia el mismo Oriente Medio, del mismo modo que lo hace Suráfrica con las regiones cercanas de África, etc, y del mismo modo que lo hacen los países BRICS, la exportación de capitales sale de la Tríada y se vuelve multipolar. La época de la fusión financiera del capitalismo tardío, y la financiarización en oposición a la productividad en el sentido arrighiano, producen la posibilidad de los estados y economías ‘periféricas’ de competir en el mercado mundial a través de los “mergers & adquisitions” (el control y la ganancia), de las inversiones de portafolio (la concentración y el “revenue”) y de la inversión extranjera directa en general. Es el mismo período de la ausencia de revoluciones industriales, y de la separación o del fin de la correlación entre la integración mixta (vertical y horizontal) de la producción real, y la internacionalización de las finanzas. Ahora las salidas o las expansiones como las de la Nueva Ruta de Seda del estado chino, no son en el modo de la internacionalización típica de la tercerización del capitalismo tardío, sino sobre integración comercial e infraestructura basada en préstamos y fusiones de activos inmateriales financieros. El posible “fordismo” global no sucede: la producción industrial no se generaliza de nuevo, sino que se generalizan los distintos grados de toyotismo analizados por Lipietz.