Diferencia entre la fusión del capitalismo tardío o post-fordista, y la fusión de hoy




Al parecer la diferencia entre las fusiones de capitales internacionales y las fusiones de grandes conglomerados en el sentido de Chesnais, es que los dividendos del capital financiero que compite al nivel del mercado mundial (ya sea en términos globales o regionales en el sentido de su integración), se recibían a través de concentración y no de control total, especialmente en las capas más bajas de accionistas. La fusión de tipo post-capitalista tardía no es simplemente unos accionistas mayoritarios de mayor número, sino cuyo control ya no es regional en ningún sentido (tal y como iniciaron las primeras fusiones a través de la internacionalización del trabajo), sino que controlan el mercado y la producción mundial como un todo y en el modo de una clase republicana. Es decir, que se divide ya no solo entre industrialistas y usureros o sectores económicos basados en el interés, sino que hablamos de una supradivisión del capital financiero donde las distintas capas de accionistas operan realmente como control y otras como simple concentración, siendo unas las que toman el rol del control industrial o mejor aún, productivo, y el resto se encargan de la recepción del dividendo pura y llanamente. Esto no al nivel de compañías ni multinacionales, sino al nivel de conglomerados globales. Esta capa supraindividual no se divide de acuerdo a estas diferencias, sino que al contrario, sirve de cohesión tal y como lo hacía anteriormente la clase industrial o productiva, precisamente por su relación con los activos inmateriales y materiales (es decir: si hablamos solo de acciones, las vemos en su relación con el control o la concentración, conceptos completamente disímiles entre sí). La fusión permitió una primera forma de control de activos a lo largo del mercado mundial pero que en términos de finanzas o activos inmateriales representaba apenas una salida regional aunque no localizable geográficamente a lo interno de una nación particular, ni capaz de ser localizada ni siquiera en términos probabilísticos. Esto fue lo que definió la tercera revolución industrial y el capitalismo tardío. Hoy lo que define nuestra realidad es una forma de fusión y de internacionalización del capital donde los conglomerados se ven sumergidos en una especie de 'integración vertical' pero de las finanzas, o lo que es lo mismo, tienen control a través de dividendos de la totalidad de la productividad; en otro modo: compiten los accionistas más bajos y menos competitivos en el mercado mundial (lo que no quiere decir que sean las multinacionales regionales, definición que se basa estrictamente en la integración vertical productiva), pero cuyos accionistas más poderosos no compiten y no tienen hacia donde competir más que hacia los sectores de servicios o de consumo (pensiones o fondos mutuales, etc), y requieren de una salida de la anticuada y obsoleta ley del valor capitalista a través de la vía prusiana discutida aquí. Eso quiere decir que existe una diferencia entre el mercado de valores y la banca donde el mercado de valores precede a la banca en la relación arrighiana de productividad y finanzas que discutíamos entre otros lugares, aquí o aquí. La influencia misma de este mercado financiero sobre la regionalización o no de la integración es obvia, ya que hablamos no solo de dividendos del capital bancario (Hilferding), sino que hablamos de dividendos y de su capacidad de control sobre la producción, lo cual incluiría cualquier forma de control del capital bancario, pero también de la industria misma (lo cual nos devuelve a la definición clásica de HIlferding sobre lo financiero).

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