Elementos nuevos del mercado mundial y financiero: neoclásicos y marginalistas
- Marshall habla del sistema financiero internacional a finales del siglo XIX y principios del siglo XX como uno integrado de modo internacional, a través del mercado de bonos estatales que no se encontraban ligados a casas matrices, pero sí que pertenecían a capitales multinacionales (volviendo problemática la definición misma de la multinacional, de no ser por la definición de fusión de la tercera revolución industrial) lo que quiere decir que ya existía una penetración del capital financiero en los países periféricos desde los inicios de su descolonización y la penetración del capital.
- Walras, Menger y Marshall todos tienen teorías que se puede decir que intentan involucrar el elemento dinámico y móvil o temporal o histórico de la economía. Su problema no es el rescatar esqueletos demasiado estáticos, tampoco enfocarse solo en el comercio y el consumo, o en los precios relativos, sino al revés: parecen tener la misma intención del propio Marx, solo que de un modo mucho más dinámico. Marx y ellos coinciden en que los precios relativos están determinados por algún otro ‘centro de gravedad’ que es el que determina el valor a través de los precios relativos o de sus valores o magnitudes nominales sin la existencia de un precio medio. Por supuesto, la salida de Walras a través de su competencia perfecta y el precio de subasta funciona como un precio medio, pero recordemos que la solución de Marx es también similar en su formulación a la de un precio medio o ‘centro’ alrededor del cual giraría la formación de precios. La diferencia está en que la solución de Marx de los precios de producción, además de ser más exacta, es más dinámica aún que los modelos neoclásicos de la revolución marginalista de Walras, Menger o Marshall. Más aún: aunque Marx es más exacto en su determinación de la formación de precios a través de los precios de producción y su enfoque en la producción más allá del precio ricardiano (el precio medio propiamente dicho), sí tienen un elemento faltante en Marx, que es precisamente el de su itinerario inconcluso de lo que serían el resto de volúmenes o tomos de El capital más allá del tomo III. Es decir, el resto de 7 u 8 tomos que supuestamente incluirían no solo el mercado mundial, sino también el movimiento incluso histórico del capital. Para esto no existen ni siquiera manuscritos, claro está.
- El interés de Walras, Menger y Marshall parece estar más entonces en la formulación que diera después Schumpeter: valores relativos y nominales que giran todos alrededor de los demás sin un ‘centro’ claro o definitivo, como variables móviles y dinámicas que tienen un movimiento continuo incapaz de ser detenido o estático, lo cual contradice la competencia perfecta, y en cierto modo, incluso el equilibrio en general. Marshall mismo reconoce la inexistencia de la competencia perfecta como criterio, lo cual significa que es realmente la competencia imperfecta el enfoque realista en términos históricos de la formulación misma del neoclasicismo (aquí), pero no queda claro si incluso la teoría de precios de producción de Marx implica alguna suerte de equilibrio general o parcial, prueba de la cual sería más que nadie entre otros el propio Kalecki (a pesar de que Kalecki tampoco supera la solución aritmética de la formación de precios marxista).
- Menger se preocupa por la formación de precios y la diferencia entre costos marginales o factores de producción separándolos de la utilidad marginal de las mercancías y el consumo de Walras, precisamente porque se enfoca en la reproducción ampliada. Recordemos que precisamente es la reproducción ampliada la que desaparece súbitamente en el tomo III de Marx, y que es la razón por la que la solución de Marx sobre la formación de precios y la determinación del valor es más exacta, pero con un modelo mucho más estático y no-dinámico (en terminología de sistemas).
- ¿Qué pasa si volvemos al punto número uno de estos elementos que queremos apuntar? Y en ese sentido, parece posible que otro de los factores más importantes del mercado mundial contemporáneo y que influye en lo desarrollado antes (aquío aquí), es precisamente que la capacidad de control sobre los activos inmateriales de las finanzas a través de la tercera revolución industrial permiten el desbalance geopolítico entre la hegemonía de la guerra fría post-Bretton Woods y la nueva multipolaridad traída a colación por el tema de los BRICS, pero que tiene como telón de fondo, más bien, las nuevas multinacionales globales y regionales del Sur o del Este del mundo. La centralización y el control de los medios de producción y las finanzas antes de la tercera revolución industrial y la fusión multinacional de capitales, no tenía relación alguna con ninguna casa matriz de modo formal, y esto se debía al tipo de integración horizontal prevaleciente. Esto impedía que los países lejos de las colonias y la Tríada tuvieran ningún tipo de participación dentro del mercado financiero clásico y del siglo XX. Irónicamente, ese mismo posicionamiento volvía los flujos financieros del Sur y el Este en capitales precisamente regionales en lugar de tener la capacidad de competir en el mercado mundial como un todo (tal y como lo define Mandel: la diferencia entre multinacionales globales y regionales es que todas compiten para el mercado mundial, pero las globales compiten para la totalidad de consumidores y compradores del mercado mundial completo, mientras que las multinacionales regionales, en términos de competencia compiten también globalmente, pero en términos de sus mercados siguen siendo mayoritaria y restringidamente regionales –esto incluso para países y multinacionales como las chinas de hoy-).
- ¿Es posible que este último punto anterior explique entonces el porqué de la incapacidad de reindustrialización estadounidense u europea, y el exceso obsceno de ganancia que se percibe en China y en los nuevos países industrializados del Sureste Asiático? ¿Será posible que el capital financiero en su acaparamiento de la producción, ponga por encima la superioridad del mercado exclusivamente de activos inmateriales, portafolios, etc, que tienen en mejor posición todavía a la Tríada, y que se nieguen a la reindustrialización por el único temor de la globalización misma (tal y como ellos mismos lo dicen)? ¿No será un tema de simple incomprensión? Por ejemplo: ¿no será esto lo que ilusiona a pensadores como John Smith sobre la superioridad aparente de la Tríada, precisamente porque actores como la General Motors logran aumentos absolutos de ganancia mayores como compañías o multinacionales particulares, pero sin ver la imagen macro de lo que está sucediendo en el mercado mundial del trabajo tal y como lo establece Husson, o tal y como lo hemos establecido en los textos anteriores? (aquí y aquí).
- La incomprensión se debe a que opera una ley del valor distinta en el mercado mundial, y una ley del valor completamente distinta con respecto al mismo mercado mundial pero en sentido financiero, entre países con modos de producción disímiles. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que la co-existencia de leyes de valor de Preobrazhenzky solo puede existir entre mercados como los descritos en el penúltimo elemento anterior, y que en el mercado mundial opera otro tipo de desarrollo de una nueva ley. Esto no tiene ningún sentido, excepto desde esta posición, que es absolutamente correcta en términos exactos. Entonces, retrospectivamente, la ruptura entre dos leyes a lo interno de una sociedad es imposible, y también es imposible por ello que co-existieran dos bloques distintos (guerra fría), pero parece ser posible que el desarrollo retratado en estos elementos sí consista en un nuevo camino no analizado aún por nadie, a través del cual se haya desarrollado una especie de ley del valor supra-nacional. Retroactivamente la ley del valor capitalista sí fue abandonada en términos de una contradicción mayor (Mao), pero fue mantenida en el mercado mundial como un todo. Esto explica la Guerra Fría. La ley del valor que prevaleció a pesar de los dos grandes intentos de transformación de modos de producción (en el bloque soviético y el bloque indochino, además de Cuba), fue la misma que retroactivamente nos permite leer el siglo XIX y la colonización como un siglo de financiarización. Si la postura alrededor del capital comercial se mantiene (aquío aquí), eso quiere decir que el tema de la subsunción formal y real permite reescribir por completo ya no solo el desarrollo del capitalismo como penetración de este propiamente dicho en todos los rostros del planeta y en todos sus rincones, sino también que esta misma penetración del capital permite la transformación misma de las relaciones de producción y reproducción que hablábamos en el texto sobre la ‘vía prusiana’. Este parecería ser el legado de Meiksins Wood.
- Necesitamos la ayuda de Arrighi: el modelo de productividad y financiarización que propone este autor creo que nos permitiría desencajar un método de interpretación para esta realidad histórica de la economía y el mercado mundial. Si la financiarización que divide a los capitales multinacionales entre globales y regionales existe desde la subsunción formal del capital, entonces la subsunción real en términos de las distintas etapas históricas de integración horizontal (etapa de libre competencia), vertical (monopolista) y mixta (capitalismo tardío) tal y como las hemos definidos en los textos que aparecen en los links anteriores, entonces existe una financiarización tan constante como el dominio del capital comercial en general. Es precisamente, la primera forma de subsunción que relata el tomo I de Marx. Esta primera financiarización, durante el siglo XX, es distinta de la división del mundo entre dos leyes del valor distintas tal y como lo decimos sobre Preobrazhenzky. Esto es lo que refuerza el carácter capitalista sobre las economías del bloque socialista mundial, y no el hecho de que tengan dos leyes del valor co-existentes (lo cual es un absurdo). Lo que hay es una pugna productiva y una pugna financiera tal y como la del esquema de Arrighi a lo largo del siglo XX e inicios del siglo XXI, pero atravesada por el dominio aparentemente universal del capital comercial y financiero en el sentido de nuestro texto y la interpretación del propio Takahashi que, al parecer, precede a la pugna misma de la Guerra Fría o del siglo de las revoluciones (en términos de Hobsbawm), precisamente en el modo histórico del tomo I en que el capital financiero y el comercial preceden al capital.