¿Todavía vivimos en el capitalismo tardío, o hay una nueva etapa del mercado mundial?



Las actualizaciones de la teoría del capitalismo monopolista o de la teoría del capitalismo tardío de Mandel al mercado mundial actual, son inexistentes. Ni siquiera existe un análisis de las características del capitalismo de hoy, sino una confirmación o no de teorías de hace más de 100 años, para establecer si todavía son válidas o no. Es decir, se hace una repetición de las teorías de Lenin o Bujarín sobre el imperialismo y el capital monopolista, se contrastan con la realidad para ver si todavía calzan de algún modo, y concluir que todo sigue igual (por ejemplo el trabajo de John Smith). Pero comparar una teoría vieja con la realidad, no es lo mismo que analizar las dinámicas y transformaciones de esa realidad. Es más un análisis del enfoque viejo que se quiere validar, que de la economía capitalista. Mandel fue el último gran economista marxista que se dedicó realmente a actualizar esa situación a través de su trabajo sobre el capitalismo tardío, pero hoy en día nadie se ocupa de este tipo de trabajo entre marxistas o economistas marxistas. Mandel previó, claro está, que si existían las etapas del capitalismo de libre competencia (siglo XIX) y del capitalismo monopolista (siglo XX), se desarrollarían nuevas etapas para las cuales era necesaria la investigación y el estudio del capitalismo de la época, y establecer sus transformaciones y continuidades, etc. Este trabajo ha sido abandonado por el marxismo.

Tal vez el factor más sobresaliente del nuevo mercado mundial está en el hecho de que el mundo no se divide ya entre países industriales y agrícolas. La gran división ‘imperialista’ del mundo se ha terminado. No solo la industria es uno de los componentes más altos de las exportaciones de países ‘tercermundistas’, sino que es el componente de valor más alto dentro del PIB de muchas de ellas, y la región del mundo que produce el valor más alto del planeta en términos de alta tecnología no es la Tríada, sino el Sudeste Asiático. Los países ‘periféricos’ participan de la exportación de capitales industrial y multinacional, y ya no solo de la exportación de mercancías primarias. La exportación de capitales con la que se repartían el mundo los grandes poderes imperialistas industriales, ahora es realizada por todos los estados-nación del mundo, y no solo en el sentido de bienes de capital, sino en el aspecto financiero; por ejemplo: países como Arabia Saudita tienen con respecto a Oriente Medio la misma posición que habría tenido una potencia colonial durante el ‘imperialismo’: el estado-nación saudí es el mayor inversionista en Oriente Medio, la mayor fuente de inversión extranjera directa y exportación de capitales hacia otros países de la región, y al mismo tiempo, ejerce en efecto una política neo-colonial frente a países como Yemén o Siria tal y como en una repartición del mundo frente a sus colonias. Lo mismo sucede con Israel o Turquía con los kurdos en Siria.Los países BRICS se podrían entender como una secuela de los Nuevos Países Industrializados del siglo XX, y el fenómeno general que subyace a los BRICS podría entenderse como la generalización o la participación de todos los estados-nación del mundo en este mismo tipo de características del mercado mundial capitalista: la división entre países fuente y países receptores de la exportación de capitales industriales y financieros, se ha acabado, y aunque existan todas las asimetrías posibles entre la Tríada o China y los países más pobres y débiles, la caracterización de sus estados-nación se ha transformado radicalmente: todos los estados-nación participan de la exportación de capitales industriales o financieros, todos se han industrializado de uno u otro modo, y todos no solo padecen la extracción internacional de plusvalor por parte de un poder mayor, sino que la realizan (no son solo receptores de inversión).

Ahora, esto no es suficiente para entender esa nueva situación que vive el mercado mundial. Para otros quedará la labor de decidir si esto es o no una ruptura con respecto al capitalismo tardío de Mandel (algo así como una nueva etapa post-capitalista tardía), o si es un nuevo desarrollo dentro del capitalismo tardío, etc. No nos interesa establecer esto por ahora. Lo que nos interesa es que si admitimos el escenario radicalmente distinto en el que se encuentra el mercado mundial, podamos entender cómo se realizó esa transformación, cómo funcionan sus dinámicas, cuales son sus causas y no solo sus descripciones, etc. Para eso vamos a enumerar una serie de características del mercado mundial que creemos son las que producen o causan el escenario descrito anteriormente. Es una síntesis o resumen de características detalladas y trabajadas aquí, aquíy aquí, entre muchos otros de nuestros textos.

- Movimiento del capital (ecualización) a una zona con una ganancia media más alta.

Como explica Mandel, el capital monopolista forma una superganancia basada en una ganancia media monopolista que opera a través, principalmente, de la exportación de capital. Esto explica el carácter extensivo de la exportación de capital durante el capitalismo monopolista, y su carácter de mezcla entre aspectos extensivos/intensivos en el capitalismo tardío: la búsqueda de zonas con mayor explotación del trabajo en detrimento de las zonas con menor explotación (desindustrialización e industrialización).

- Mayor plusvalor por menor composición orgánica.

Esta sería una explicación muy distinta del dependentismo: en lugar del enfoque ricardiano en los precios, se enfoca en la mayor tasa de plusvalor en los países coloniales con respecto a las metrópolis: el atraso en el capital constante de las colonias permite, irónicamente, una mayor tasa de plusvalor. Ésta es una constante de la división internacional del trabajo misma entre países “industriales” y “agrícolas”/”extractivos”, que solo es contradicha por el aumento de la productividad del trabajo de las metrópolis, que les permite vender a precios unitarios mucho más bajos y, por lo tanto, a valores más altos. Es decir: hay que recordar que partiendo de la interpretación de Grossman, el aumento de la composición orgánica del capital sí produce un aumento de la tasa de ganancia, pero que pasa por un límite a partir del cual empieza a descender. Esto explicaría por qué la tasa de plusvalor es siempre más alta en las colonias, pero la alta productividad del trabajo de las metrópolis supera esa tasa de plusvalor en períodos de auge (por eso ha habido precios altos de materias primas antes, pero no han provocado por sí solos una dislocación tan fuerte en las relaciones de dependencia entre colonias y metrópolis como la vivimos hoy). Esto demuestra que el período neo-capitalista es, efectivamente, el período de caída prolongada de la tasa de ganancia y que esto produce que sean las zonas atrasadas y menos desarrolladas las que permitan formas más altas de explotación; el capitalismo más avanzado, en cierta forma, depende de las condiciones más retrógradas.

- Desarrollo desigual y combinado de industria más avanzada y por lo tanto, más productiva.

El desarrollo desigual y combinado permite que un país más atrasado importe bienes de capital mucho más avanzados en comparación a su contexto sin la necesidad de pasar por todas las etapas que han sucedido países más avanzados, creando saltos en la productividad del trabajo. Es un proceso constante, y explica por ejemplo el desarrollo de Estados Unidos y Alemania a finales del siglo XIX. Un gran ejemplo actual de esto sería la industrialización del Sudeste Asiático que les está permitiendo producir el valor mayor en las industrias de alta tecnología en el mundo, y en general, la industrialización de las ‘periferias’ con composiciones orgánicas más bajas y capitales constantes mucho más obsoletos.

- Desindustrialización en las metrópolis e industrialización en colonias.

Este era el factor alrededor del cual hicimos mayor énfasis (a partir de los datos de Husson y de las posiciones de Lipietz, etc), pero que gracias a las variables que acabamos de exponer, se explica mucho mejor: el capitalismo monopolista es extensivo, pero sus exportaciones de capital toman el lugar preponderante para el capital financiero con respecto a la inversión productiva. En la etapa actual las exportaciones de capital mezclan su carácter extensivo (recorren el mundo entero) con el intensivo (buscan regiones con mayor explotación del trabajo, una mayor tasa de ganancia, saltos productivos debido a nuevo capital constante, etc). En lugar de un fordismo global (Lipietz), el desarrollo de las regiones se moviliza muy en el modo en que se da el movimiento de ecualización de capitales con respecto a la tasa de ganancia media. En lugar de ‘etapas cumplidas’ o ‘sucesivas’ que se van cumpliendo o alcanzando, el mercado mundial se desarrolla en ciertos puntos más que otros, e incluso retrocede en ciertos puntos a medida que otros avanzan, sin que se alcance ninguna uniformidad, debido a la ecualización de la ganancia.

- La tercera revolución industrial

La tercera revolución industrial permitió la internacionalización de la división del trabajo y la creación de la multinacional. La multinacional permite la movilidad ya no solo de la exportación de mercancías, sino de la inversión productiva. De este modo se interrelaciona con el movimiento de ecualización alrededor de la ganancia media alrededor del mundo, la búsqueda de mayores tasas de explotación del trabajo, y el resto de variables que mencionamos aquí. La concentración monopólica de los capitales inicia con el capital monopolista, pero es hasta la internacionalización de la división del trabajo que se crea la primera multinacional con capitales de distintos países en la forma de la centralización (el control directo sobre los medios de producción). El proceso de desindustrialización e industrialización de la economía global se da a través de la salida de la multinacional desde su país de origen y su instalación de manera directa en países coloniales, teniendo como efecto paradójico ya no solo la extracción de valor desde las colonias hacia las metrópolis (en su período de auge), sino la industrialización de estas colonias que va a revertir precisamente esos flujos de valor hoy. Por ejemplo: la influencia del capitalismo japonés y sus multinacionales en la industrialización del Sudeste Asiático.

- La caída tendencial de la tasa de ganancia.

Lejos de ser la explicación central o monocausal del capital (como se le critica injustamente a Grossman), es otra variable más que también se explica relacionalmente con las otras variables ya expuestas: a diferencia del período de auge en la aparición del capital monopolista, la caída de la tasa de ganancia constante (la ‘larga caída’, como dice Brenner) que se está comprobando empíricamente hoy en día por autores como Kliman (una caída sostenida desde los 70s) obliga al capital a utilizar todas las variables antes expuestas como métodos de desarrollo. De ahí que las variables expliquen no solo el por qué se desarrollan o no los BRICS en oposición a las metrópolis, o incluso China en oposición a Estados Unidos, sino el funcionamiento en general de la coyuntura que vivimos hoy (tal y como lo hacía parcialmente la teoría imperialista antes). Vivimos una situación diametralmente opuesta a la vivida en la generación del capital monopolista: mientras que la creación del capital monopolista vio el aumento del capital variable correlativo al aumento de la composición orgánica (en una contratendencia de la caída de la tasa de ganancia: reducción del tiempo de trabajo necesario, aumento de la productividad del trabajo, aumento de la satisfacción de necesidades de los trabajadores, etc), la creación de este neo-capitalismo enfrenta una reducción del capital variable con respecto al capital constante (especialmente en las metrópolis: desindustrialización) tanto en términos de composición técnica como de valor (caída del salario real); es decir: mientras que la aparición del capitalismo monopolista vio el crecimiento del empleo, el neocapitalismo ve el aumento del ejército de reserva y la flexibilización, etc. Aunque esto es principalmente así en la Tríada. Los países BRICS viven un aumento de la fuerza laboral y del consumo per cápita precisamente muy similar al de la reproducción ampliada durante el capitalismo monopolista, donde el aumento de la fuerza de trabajo hace offset sobre el aumento de la composición orgánica, sirve de contratendencia a la caída de la ganancia, y produce mucho más valor además de un salto en las condiciones de vida de los obreros (tal y como se observa principalmente en Asia). Es posible (o por lo menos es una hipótesis) que la caída de la tasa de ganancia, aunque global, haya afectado muy diferentemente a las ‘metrópolis’ y las ‘periferias’, debido principalmente a la acumulación y la inversión bruta tan alta de una economía industrial en comparación con países con composiciones orgánicas y capitales constantes bajos y atrasados (baratos). Eso nos lleva a nuestro siguiente punto.

- La inversión entre la forma metropolitana y periférica de producción

Creemos (como hipótesis) que la inversión misma entre países ‘metropolitanos’ y ‘periféricos’ dentro del mercado mundial se debe a la inversión entre la producción basada en la productividad del trabajo, la reducción del trabajo necesario frente al excedente a través de la innovación tecnológica, y la reducción de precios unitarios y costos de producción, etc (de países industriales), y la producción basada en la baja composición orgánica, y el capital constante y la fuerza de trabajo baratos con alta explotación del trabajo (de países agrícolas), etc. Recordemos que esta es una de las pocas características que señalaría Marx para entender el colonialismo precisamente en el mercado mundial, ya que la industria tiene la capacidad de destruir la competencia a través del precio unitario bajo, y produce la asimetría en los términos de intercambio: los productos ‘metropolitanos’ tienen un costo de producción menor y eso aumenta la ganancia aunque vendan más barato que productos con costos de producción mayores y con menor ganancia por unidad. Esta relación cambió no solo gracias a la internacionalización de la división del trabajo, sino que la caída de la tasa de ganancia en países con procesos de acumulación más avanzados produjo la necesidad de detener o incluso retroceder en su reproducción ampliada (neoliberalismo: reducción de costos de producción, reducción de la formación bruta de capital, etc), mientras que en los países ‘periféricos’ la baja tasa de acumulación a través de una baja composición orgánica y capital constante barato, produjo la posibilidad de expandir la producción dentro del marco histórico de la caída de la tasa de ganancia. La Tríada pasó a la reducción del precio del trabajo o el despido, mientras Asia se convertía en la meca de la alta tecnología mundial. De ahí que el neoliberalismo tal y como se entiende actualmente sea un fenómeno especialmente Occidental, y que Lipietz sea rápido en señalar que la flexibilización laboral (ya sea del proceso de trabajo o del mercado laboral) es muy heterogénea en Occidente en comparación con Oriente, etc. La industrialización de las ‘periferias’ es lo completamente opuesto de la reducción de la producción, el abaratamiento de costos y el despido de fuerza de trabajo que produce el neoliberalismo en Occidente. Mientras que la fuerza de trabajo ‘periférica’ sigue padeciendo de ser comparativamente más barata, la masa de trabajo aumenta tres veces más de lo que aumenta en las ‘metrópolis’. La flexibilización además no es para nada idéntica en los grandes campos de trabajo indios o chinos, donde no hay a la vista ninguna flexibilización, excepto tal vez a través de algunas características de toyotismo. Además, todo esto se da dentro del marco de la caída de la tasa de ganancia, y no desde un período de auge, de ahí que aunque Asia vea una especie de situación más similar a la del capitalismo monopolista europeo durante el capitalismo monopolista, en realidad se quede corto en cuanto al mejoramiento de las condiciones de vida de los obreros y demás, teniendo mucho más características tayloristas que de fordismo, y de ahí la importancia de la tipología y los grados en los que insiste Lipietz. Esta tal vez sea la característica más importante de las que enumeramos aquí, ya que explica no solo una especie de ‘puesta al día’ de los países ‘periféricos’ con respecto a los ‘industriales’, sino una verdadera inversión o ruptura de cómo funcionaba el mercado mundial como un todo. Aquí no es posible el etapismo de unos países atrasados que alcanzan a países avanzados, sino de unos países que se encuentran dentro de una situación en la que han cambiado las circunstancias históricas del mercado y el funcionamiento de sus dinámicas.

- La financiarización

La época de la concentración y la centralización de medios de producción a través de la fusión es típica del capitalismo tardío, pero el simple apoderamiento y exportación de capitales a través de inversión de portafolio, “mergers & adquisitions”, y demás activos financieros o formas de inversión extranjera directa se ha generalizado sin que se hayan generalizado la integración vertical o la competencia a nivel del mercado mundial de las empresas. Los activos financieros ligados al crédito y la reproducción se mantenían correlativos a las formas de integración y la exportación de bienes de capital, pero cada vez se desprenden más de dicha correlación y actúan independientemente de la producción. Esto permite a países sin empresas multinacionales al nivel productivo, el dar el salto hacia empresas multinacionales de rápida creación o relativamente nuevas que participan de procesos productivos alrededor del mundo (la mayoría altamente intensivas y focalizadas tanto en cuanto a producción como consumidores, etc). Además, la financiarización se expande más allá del capital bancario, con los fondos mutuales y soberanos, del mismo modo que la financiarización empieza a penetrar servicios o el consumo, etc.

- Las multinacionales del Sur

En este escenario, tanto de industrialización como de posibilidades financieras, surgen multinacionales de países periféricos y no de potencias o países metropolitanos. Éstas por lo general producen entre empresas multinacionales emergentes y tienen mercados productivos y formas de integración regionales, pero compiten al nivel del mercado mundial y de las multinacionales monopolistas del mundo. Producen en países ‘metropolitanos’, controlan o compran medios de producción de dichos países, y se convierten en formas de inversión extranjera directa en el sentido opuesto del Norte-Sur.


Conclusiones

De este modo países del Sudeste Asiático son quienes ahora determinan la producción y el mercado de alta tecnología frente a la Tríada, tal y como una multinacional brasileña puede venir a expoliar plusvalor a Centroamérica o como un fondo soberano del Golfo Pérsico invierte en la producción de energía o bienes raíces en Palestina. Si esto es un fenómeno del capitalismo tardío, tiene que considerarse cuando menos como una ruptura con respecto al funcionamiento típico del capitalismo tardío. Si los cambios no son lo suficientemente fuertes que ameriten una reevaluación de Mandel, por lo menos sí son lo suficientemente fuertes para establecer un escenario y unas dinámicas históricas en el mercado mundial que son inéditas. No se trata de que la alta productividad del trabajo haya dejado de funcionar en el modo planteado por Marx u otros, sino de que empieza a operar en zonas del mundo donde nunca había operado. Las herramientas de análisis marxistas son perfectamente útiles y claras para entender estas relaciones, sin necesidad de revisiones, pero a la hora de aplicar el mismo método de análisis de alguien como Mandel a una realidad contemporánea como la del mercado mundial actual, los resultados son completamente disímiles. Por supuesto, esto es esperable si entendemos realmente el mercado mundial y la economía como una realidad en continua transformación histórica. También queda la opción de que sea una transición. Muchas de las variables apuntadas antes son variables propias del capitalismo tardío aún, y algunas fueron previstas por el propio Mandel, aunque éste no sacó sus conclusiones simplemente porque no pudo vivir esa época. Sin duda la ausencia de revoluciones industriales hace que estas transformaciones o rupturas en el mercado mundial tengan menos la apariencia de un quiebre claro con el pasado o con una etapa anterior, y las hacen parecer un reacomodo o una recombinación de elementos que estaban presentes anteriormente, pero en una nueva luz. Pero esto es solo aparente. Una vez que se analiza el funcionamiento de las dinámicas del mercado mundial que producen ese reacomodo, es imposible mantener los mismos supuestos clásicos. Es imposible mantenerlas desde las propias herramientas de análisis marxista: de ahí que con la desaparición de la división entre países industriales y agrícolas tenga que desaparecer también la división entre países que producen a través de una alta productividad y otros a través de una alta explotación del trabajo, y esto a su vez debe también ser explicado, etc. La idea del texto es motivar más análisis acerca del funcionamiento del mercado mundial actual, y no la trasposición de esquemas o teorías viejas sobre la realidad actual, que es muy diferente. Creemos que ese ejercicio sería muy fructífero.

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