Colonialismo y periferias V: el neo-colonialismo como obstrucción del mercado interno
Ya habíamos planteado dos tesis de vital importancia para entender el dominio de las ‘metrópolis’ sobre las ‘periferias’: 1) se basa no en el dominio del capital agrícola sobre el industrial, sino en el dominio del capital comercial y financiero sobre la totalidad de la economía, y 2) se basa en relaciones monetarias y de tipo de cambio que potencian o refuerzan esa división entre países con un mercado interno desarrollado (las ‘metrópolis’) y países que dependen de modelos exportadores o de apertura comercial (‘periferias’). Todo esto de la mano de la época de la industrialización del ‘tercermundismo’, y la revelación de que no es la división agrícola e industrial la que divide a países fuertes y pobres, sino el pleno desarrollo de la ‘acumulación originaria’ o del mercado interno versus la atrofia y la obstaculización de ese mercado y la subsistencia subdesarrollada sobre la base de modelos exportadores/importadores.
Habíamos desarrollado para Costa Rica estos mismos hallazgos basándonos en la composición del PIB. Los extendimos a otras regiones en los subsiguientes textos sobre colonialismo y periferias, incluso hasta Asia y África, etc. Pero ahora podemos hablar también del valor absoluto en precios actuales de las distintas ramas (agricultura, industria y comercio al por mayor y al detalle) y confirmamos el mismo desarrollo, ampliándolo además al resto de Centroamérica: todos los países centroamericanos posteriores a la apertura comercial de los años 90’s, presentan un aumento en términos absolutos del capital comercial por encima de los capitales productivos agrícola o industrial. Es decir, mientras hablamos, el capital comercial mismo ha logrado la tarea histórica en Centroamérica de ser el capital o sector que produce más millones de dólares en términos de valor agregado o ganancia final en toda la región, supeditando en cada país a cada una de sus ramas agrícola o industrial (es decir, productivas). Eso quiere decir que como lo decíamos en ese primer estudio, en efecto el dominio del capital comercial y financiero es tal, y se comporta de un modo tan creciente, que alcanza hoy por hoy el dominio absoluto. La única excepción es Nicaragua, con la superioridad agrícola, pero si analizamos el capital comercial, industrial y agrícola relativo al PIB, incluso Nicaragua también ve supeditada su economía al capital comercial. Es más: aún si contemplamos los servicios en los datos del Banco Mundial, observamos que en términos absolutos de valor agregado como ganancia final, y si sumamos los miles de millones de dólares producidos tanto por la importación como la exportación de productos como si fuera un solo rubro, este rubro comercial superaría incluso los servicios durante mucho del período anterior al 2016, siendo los servicios el sector todavía más grande que la industria y la agricultura y que no estamos contemplando en nuestro análisis sectorial. Y como ya decíamos antes: ni siquiera los servicios fueron dominantes durante la mayoría del siglo XX, siendo el capital comercial el único que se ha mantenido subiendo exponencialmente tanto en la época agro-exportadora como en la época de los servicios. Es decir: la supuesta sociedad de los servicios es, realmente, la del predominio del negocio comercial de la importación y la exportación de manera sobrecogedora. Es un ocultamiento asombroso: Centroamérica se nutre del comercio, y no de la producción, precisamente por su dependencia y subdesarrollo basado en los modelos exportadores (agrícolas en el pasado, industriales o de servicios en el futuro, etc) en vez del desarrollo de la demanda agregada de sus mercados internos (cosa que es impedida no solo por el imperialismo, sino precisamente por esas capas del capital comercial que se benefician en términos absolutos y relativos de la atrofia del capital centroamericano y ‘periférico’). ¿Por qué?
(valor agregado en precios actuales en dólares) - Banco Mundial
Banco Mundial
Pasamos entonces al segundo punto: las características del mercado monetario permiten al sector comercial de los países centroamericanos, no solo tener el dominio sobre la producción, sino además, que reciben sus ganancias en términos de dólares o moneda extranjera en general, gracias a ser modelos exportadores. A diferencia de las potencias ‘metropolitanas’ del mundo, cuyas monedas se cotizan en los tipos de cambio a niveles muy cercanos (en términos nominales) al dólar, las monedas ‘periféricas’ por lo general están altamente devaluadas, haciendo que cuando el sector comercial y financiero exportador gane en dólares, tenga una superioridad sobrecogedora sobre el resto de liquidez y capitales bancarios, reforzando su dominio precisamente sobre el resto de capitales productivos agrícolas e industriales que demostramos en el párrafo anterior. Es decir, la relaciones o estructura monetaria del mercado mundial refuerza precisamente el carácter neo-colonial, no porque le ponga el zapato encima a los capitales comerciales centroamericanos, sino porque la devaluación, el tipo de cambio centroamericano con respecto al dólar o demás monedas extranjeras, y su capacidad adquisitiva e intercambiable dentro de las economías centroamericanas, se vuelve superior en todos los sentidos y en todos los extremos. Esto es lo que permite que sea el comercio al por mayor y al detalle el mayor componente del PIB en cada país individual de Centroamérica, o el que tenga la mayor cantidad de ganancias finales absolutas en cada países de la región con la excepción de la agricultura nicaragüense.
Se reconfirman entonces nuestros trabajos a la luz de más datos, y volvemos a los dos puntos formulados en el primer párrafo de este texto: el dominio del capital comercial y financiero, y el dominio de la moneda extranjera por su repreciación nominal con respecto al tipo de cambio de las monedas centroamericanas, potenciando también precisamente esa dominación comercial y financiera sobre el resto de ramas de la economía. La supeditación neo-colonial de las potencias imperiales sobre sus socios minoritarios (también imperiales y también agentes del capital financiero), si se quiere ver de este modo, se basa entonces no en la división de la agricultura y la industria (cosa ya desbancada por la industrialización misma del ‘tercer mundo’), sino por la opresión de las burguesías metropolitanas para que no se dé el desarrollo del mercado interno autóctono de regiones como la centroamericana, y se supediten a la dependencia a la exportación e importación de factores de producción o productos acabados de todo tipo, etc. Esto es necesario analizarlo también en otras regiones ‘periféricas’ o ex-periféricas del ‘tercer mundo’, por ejemplo los nuevos países industrializados convertidos en potencias mundiales hoy en día (como en el Sudeste Asiático). Es interesante que esos países alcanzan ese desarrollo no solo por políticas pro-mercado interno (especialmente monetarias macro-económicas como el interés y la repreciación), sino que su producción industrial está basada en la exportación, con una fuerte transición actual hacia los mercados internos propiamente dichos (precisamente gracias a esas políticas monetarias macro-económicas). Es posible que los países emergentes pero que todavía no alcanzan el nivel de la producción ‘metropolitana’ (Sudáfrica o Brasil en comparación a China o India) lo sean precisamente en la medida en que todavía sean muy dependientes del modelo exportador/importador, o dela apertura comercial en general, y no tanto de la demanda agregada doméstica. La oposición entre modelos exportadores/importadores y aquellos que se basan en la demanda agregada doméstica, parece ser la oposición real que divide a las potencias de entre los países pobres y atrasados, tal y como se creía (erróneamente) que lo hacía el agro y la industria.