La desvalorización del capital constante como variable en la inversión de metrópolis y periferias



Otro factor que ayuda a explicar la inversión entre la producción de las ‘metrópolis’ y las ‘periferias’, es la desvalorización. Como decíamos aquí, si previa a la industrialización de las ‘periferias’, las tasas de ganancia o la explotación del trabajo eran mayores, ¿por qué las empresas centrales no se enfocaron en industrializar el “Tercer Mundo” desde el inicio? Si de verdad la gran ventaja de los países del sur está en el bajo precio relativo del trabajo (como argumenta John Smith), ¿por qué no se desarrolló la industria antes en las ‘periferias’? Y por lo tanto: ¿qué produjo la inversión en la que los países ‘periféricos’ como los del sudeste asiático y el pacífico tienen la mayor formación bruta de capital, las mayores exportaciones de bienes de capital, y el mayor valor agregado de alta tecnología e industria en el mundo, sustituyendo el rol de la Tríada? ¿Qué ha producido que estos países o los BRICS o demás acrónimos, tomen el lugar de las potencias del mundo en la producción de valor agregado final (PIB) y en el crecimiento? ¿Qué significa que haya toda una lista de economías ‘periféricas’ (desde Turquía hasta los países del Mekong) que estén desarrollando multinacionales y se ubiquen en la competencia del mercado mundial multinacional?

Uno de esos factores es que la alta productividad produce desvalorización del capital constante. Se reduce el valor unitario, incluido el valor unitario de los medios de producción, etc. Se reduce el costo de producción aunque el capital constante sea más caro (por ser nuevo), ya que permite reducir el trabajo necesario frente al excedente, y producir una mayor cantidad de productos en menos tiempo con una mayor cuota de ganancia por unidad, etc. El abaratamiento de la innovación a medida que se generaliza, produce también desvalorización del capital constante, aunque esta vez absoluta y nominal además de relativa. Aquí vemos una de las principales razones de porqué el capitalismo de la Tríada nunca operó anteriormente una industrialización del “Tercer Mundo” aprovechando sus mayores tasas de ganancia con respecto a un capital constante atrasado y menor: no solo la alta productividad del trabajo permite reducir el tiempo de trabajo necesario frente al excedente y vender a precios unitarios bajos con mayores ganancias, sino que permite una mayor desvalorización del capital constante. Esto contrarresta la caída de la tasa de ganancia. En términos relativos, aumenta los costos de producción en las periferias, que aunque abaratan cada vez más su capital constante, lo vuelven más atrasado y costoso que el capital constante metropolitano. Lo único que vuelve atractivo la inversión en las periferias del mundo es su alta explotación del trabajo. En cambio la desvalorización del capital constante permite que en las zonas metropolitanas sea más atractiva la competencia, la absorción y la compra de pequeños y medianos negocios como forma de expansión de los capitales más grandes. Esto permite formas de integración horizontal y vertical en general, en oposición a la fragmentación de la pequeña empresa en las periferias, y la alta diversificación de los grandes capitales periféricos en comparación a los capitales integrados de las potencias.

Pero no solo eso: una vez que la innovación se convierte en aumento de la composición orgánica en las ‘metrópolis’, y una vez que se empieza a industrializar las ‘periferias’, entonces la innovación deja de reducir trabajo necesario frente al excedente (en términos relativos) haciendo que la cuota de capital constante sea más alta (elevando los costos de producción), y el capital constante se vuelve más caro absoluta y nominalmente, deteniendo su desvalorización en las ‘metrópolis’, y es en las ‘periferias’ donde más bien se empieza a desvalorizar el capital constante ‘periférico’ tanto en términos relativos (eleva la productividad del trabajo y reduce el trabajo necesario frente al excedente) como en términos nominales y absolutos (el salto cualitativo de industrializar países con capital constante atrasado implica una combinación de precios de capital constante bajos con precios de nuevas tecnologías; es imposible comparar el precio absoluto de un capital constante que ha sufrido una larga línea de innovaciones de punta, con el capital constante que simplemente ha pasado desde la tecnología más atrasada y barata, a la más avanzada, en un salto relativamente corto). Las ‘metrópolis’ pasan a tener costos de producción relativos más altos en el mercado mundial, y las ‘periferias’ pasan a disminuirlos, todo a pesar de la masa absoluta de ganancias que puede producir la ‘metrópolis’ avanzada frente a la ‘periferia’. Mientras la ventaja ‘metropolitana’ se basaba en los términos relativos de reducción del trabajo necesario frente al excedente, y una disminución del valor unitario con mayor ganancia, etc, pero siempre con un alto costo nominal de innovación, ahora la ventaja ‘periférica’ une el aprovechamiento de tanto un bajo costo relativo del capital constante, con una alta reducción de los costos de producción que entran en los valores unitarios. La ventaja, se puede decir, es doble.

Esto se debe a la misma razón por la que afirmábamos la disparidad entre la tasa de acumulación ‘metropolitana’ y ‘periférica’: una vez que la tasa de ganancia pasa el umbral por el cual la acumulación se vuelve mucho mayor, sostener la alta productividad del trabajo se vuelve en un obstáculo de la acumulación: el capital constante se ha desvalorizado, pero por la misma razón, ha aumentado la composición orgánica. De la reproducción ampliada, se pasa a una contracción de la formación bruta de capital y del empleo, la cual no sucede con la misma severidad en países periféricos con tasas de ganancia comparativamente mayores con respecto a su acumulación atrasada y menor. Los países metropolitanos tienen que sostener con su inversión bruta una acumulación de mucha mayor envergadura que cualquier país ‘periférico’ con capital constante atrasado y barato. El capital constante ‘metropolitano’ se ha encarecido, y lo opuesto ha sucedido con el capital constante ‘periférico’, que encima de su bajo costo nominal, ahora empieza a dejar de ser un costo de producción alto y puede empezar a reducir precios unitarios con mayores ganancias tal y como lo hacen las potencias; esto no quiere decir que venden a precios competitivos inmediatamente, pero a medida que continúa la tendencia hacia la valorización del capital constante ‘metropolitano’ y la desvalorización de su contraparte ‘periférica’, es posible de hablar en teoría de un punto en el que se intercambien los roles explicados por Marx en su famosa cita sobre la ventaja de los países coloniales (citada por Bujarín en su texto sobre el imperialismo), una de sus pocas formulaciones sobre el funcionamiento del mercado mundial. Esto quiere decir que el costo de producción del capital constante no depende solo de su valor nominal, sino de su peso relativo y absoluto en la composición orgánica y en la productividad del trabajo/explotación del trabajo. Y encontramos que si la ventaja en el mercado mundial se basa en precios unitarios bajos con mayor contenido de ganancia, entonces existe una relación de desvalorización y valorización del capital constante que permite la reducción del contenido de ganancia de cada unidad o su aumento, independientemente de sus precios. Las ‘metrópolis’ pueden continuar con la posibilidad de reducir precios unitarios, pero la composición orgánica reduce su cuota de ganancia por unidad.  Las ‘periferias’ empiezan desde un nivel más atrasado, pero la cuota de ganancia por unidad gracias a la reducción del costo absoluto y relativo del capital constante va en aumento.

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