Réplica a nadie: sobre el supuesto 'economicismo' de nuestro trabajo
Una crítica que han hecho sobre el trabajo de mi blog, y que sí me parece seria e importante de replicar (aunque solo ha sido dicha oralmente, no por escrito ni públicamente, como es característico del contexto marxista costarricense), es acerca del supuesto economicismo del enfoque del trabajo aquí en este blog, es decir, que es demasiado exclusivamente económico. Para hacer la réplica a este argumento, me veo en la necesidad de recurrir a Balibar y Althusser. El blog efectivamente no se pretende como un blog político, sino que busca usar las herramientas del método marxista del modo más estricto y detallado posible, pero para estudiar fenómenos completamente nuevos o no-estudiados por el marxismo (al menos no del mismo modo). Pretende una discusión científica en vez de politizada. ¿Pero quiere decir que el blog no pueda tener una función política? Por supuesto que no. Nadie puede reducir lo político absolutamente. Más aún: creemos que el trabajo de nuestro blog, o cualquier empresa similar de cualquier otro individuo o grupo colectivo, es imprescindible para la política. No existe política marxista posible sin el análisis económico presentado en nuestro blog o algún intento equivalente, al menos, de analizar los aspectos económicos tal y como los propone nuestro blog acerca de sus objetos de análisis. El marxista que pretenda hacer política no puede huir de la economía, por más que invoque su ‘primacía sobre lo económico’, porque por supuesto que tiene esa primacía, ya que la economía misma es entendida como política por el marxismo, no solo la política en sentido escueto. El marxismo no solo propone leyes económicas de movimiento para entender la historia (en lugar de leyes ontológicas, como lo lee el marxismo idealista tico), sino que pretende que sea la economía el método heurístico para tan siquiera hacer y entender la política. En pocas palabras: solo un intento similar al que realizamos en este blog lleva a una política marxista, en nuestra opinión, aunque no necesariamente; la política marxista tiene como precondición el análisis económico de su coyuntura, de las formaciones sociales y por último de la definición y periodización de los modos de producción. Un marxista que no entienda de economía, y que se enorgullezca de no hacerlo, se enorgullece equivocadamente de uno de sus propios talones de Aquiles como político marxista, y el que un dirigente marxista promueva el no-profundizar sobre la economía para la práctica política más básica, le hace un daño al marxismo, especialmente cuando necesita más que nunca una actualización de sus herramientas económicas para realidades completamente nuevas, o para objetos de estudio perfilados en modos nuevos, o para reconocer las tendencias hacia las cuales se mueven políticamente los distintos procesos históricos, los distintos actores políticos, etc, y que reduzcan la brecha o el abismo entre los procesos que están sucediendo en el mercado mundial capitalista, y la práctica política de los marxistas. El negar la economía marxista no hace daño a la economía, hace daño a la propia política. Es imposible entender hacia donde tienden los sectores políticos, las fracciones, las clases, sus intereses, sus sectores afines y aliados o sus sectores enemigos u opuestos, sin el análisis económico en función de la política. La economía por sí misma no es política, pero la política tampoco puede existir sin la economía.
¿El blog se enfoca solo en la economía? ¡Por supuesto! Pronto diremos cómo y porqué. Pero no de modo economicista. El blog se enfoca en la economía de modo heurístico, como el aspecto de las relaciones de producción y reproducción que forman parte del modo de producción, y éste a su vez como la estructura económica de una formación social dada la cual no está formada solo por la economía, sino también por lo político-jurídico y lo ideológico. La única diferencia que tenemos con el esquema de Balibar y Althusser es alrededor del concepto de relaciones de producción y reproducción: la formación social es relaciones de producción y reproducción; las relaciones de reproducción no son la circulación de las mercancías, como lo creen Althusser y Balibar, sino como claramente lo dice Marx en el tomo II, son las relaciones sociales que están más allá de la producción económica, sea industrial o comercial o de cualquier tipo (consideradas todas como capital industrial por Marx). Esto saca a Marx de la economía misma, y lo lleva a la sociedad civil gramsciana o a la historia. La economía marxista no es un método solo para comprender la producción, sino la reproducción. La determinación en última instancia no es solo la economía, sino las relaciones de producción y reproducción: “According to the materialist conception, the determining factor in history is, in the last resort, the production and reproduction of material life. But this itself is of a two-fold character. On the one hand, the production of the means of subsistence, of food, clothing and shelter and the tools requisite therefore; on the other, the production of human beings themselves, the propagation of the species. The social institutions under which men of a definite historical epoch and of a definite country live are conditioned by both kinds of production” Lo histórico es económico, y lo económico es histórico: la historia solo se puede entender desde la economía, y la economía misma está inscrita (Polanyi) en todo evento y acto social y humano; la economía misma es un proceso histórico relacionada con lo no-económico en modos económicos, y la historia es un proceso económico relacionada con esa economía en modos extra-económicos y propiamente históricos. Consideramos a Gramsci el punto de inflexión entre el marxismo clásico y el marxismo posterior, del mismo modo que Anderson lo toma como inflexión entre el marxismo clásico y la aparición del ‘marxismo occidental’. Y no nos podrán decir que Gramsci es economicista: creemos que las relaciones de producción y reproducción no son solo económicas, sino que se corresponden a los ámbitos económicos, político-jurídicos e ideológicos (en terminología de Balibar), y que esta confusión se debe a la incomprensión del concepto de reproducción. La reproducción, tal y como la rotación, es el sostenimiento, repetición o expansión de todo el proceso productivo del capital, tanto de la producción como la reproducción, pero la reproducción es la esfera exterior a la producción. Esto fue considerado por Balibar y Althusser como circulación, como si lo que estuviera afuera de la producción fuera la circulación, pero la reproducción está compuesta por la sociedad civil gramsciana, que tal y como la de Marx, incluye instituciones no-estatales y se extiende desde las instituciones oficiales de un estado hasta los movimientos más insignificantes de la vida social e incluso individual, sirviendo de relación entre las esferas económica, jurídico-política e ideológica de la formación social y el modo de producción. La reproducción, al incluir más que solo circulación de mercancías, entonces no es solamente económica. Para dejar claro que nosotros no hacemos elaboraciones economicistas en ningún modo, y que más bien negamos el postulado del propio Marx acerca de la determinación en última instancia de la economía, los remitimos a nuestro trabajo real acerca de la interrelación entre producción y reproducción (aquí o aquí).
Dicho eso, nuestras pretensiones con nuestro blog no son las de presentar una imagen total de todos los elementos que influyen y forman parte de un modo de producción. ¿Es un blog exclusivamente económico? Por supuesto, no tenemos otra intención y estamos orgullosos de ello, ya que nadie puede tan siquiera presentar una imagen acabada de la totalidad de elementos que conforman un modo de producción. La pregunta es absurda y estúpida. Esto implica ya de por sí un trabajo interdisciplinario y colectivo, propiamente como el que puede (o más bien: debe) realizar una organización política, o cualquier otro tipo de proyecto colectivo (académico o popular, de formación o de propaganda, etc). Nuestra intención es estudiar la totalidad del modo de producción en su aspecto singularmente económico, y a diferencia de nuestros trabajos anteriores, en el blog nos concentramos en dejar de lado lo jurídico-político o lo ideológico, o al menos solo incluir lo jurídico-político e ideológico perteneciente a la economía y la producción y reproducción mismas. La idea de nuestro blog es una contribución parcial, tanto para el análisis político como para el más superestructural en general. ¿Porqué descartar lo jurídico-político y lo ideológico? Por prioridad: la economía no tiene una prioridad por ser la base que determina la superestructura, sino porque no hay diferencia entre base y superestructura desde la economía: ambas son compuestas por procesos de trabajo social, solo que unos en la producción y los otros en la reproducción (volvemos a la misma confusión de Balibar y Althusser anterior). Del mismo modo, objetos nuevos de análisis como la situación que se está desarrollando en el mercado mundial capitalista en el siglo XXI, u objetos ya analizados antes por el marxismo pero perfilados en una nueva luz, como las periferias “tercermundistas” o la penetración del capitalismo en Costa Rica, o el modo asiático y sus peculiaridades en el mundo fuera de la Tríada, o el ascenso del Este de Asia en el mercado mundial, o características desconocidas hasta ahora del capitalismo tardío, etc, son pensados como un aporte parcial pero necesario tanto para la práctica política marxista como para el análisis cultural o el histórico marxistas, etc. Y muchos de esos aspectos incluyen otros: analizar el “Tercer Mundo” implica también un desarrollo del tema agrario y campesino desde el marxismo, un desarrollo del tema indígena internacional, e implica una visión comparativa regional que casi no existe desarrollada, e implica delimitar el objeto de estudio a las regiones víctimas del colonialismo y el neo-colonialismo mundial de la Tríada, etc, precisamente por considerar necesario aplicar las herramientas marxistas al análisis de la realidad de nuestros pueblos “tercermundistas”, y estudiar las características que los han mantenido en el subdesarrollo y como víctimas del neo-colonialismo, y cual es su relación con el modo de producción capitalista. Éste aporte parcial no es meramente contemplativo, sino para quien desee sacar las conclusiones políticas o culturales o ideológicas de cualquier otro tipo. Es una forma de reivindicación de las herramientas marxistas para la comprensión de cual ha sido nuestra historia, de quienes somos realmente, pero también de las tendencias actuales y hacia donde se dirigen, para poder desarrollar tanto la práctica política (de quien sea, no necesariamente solo marxistas) como para comprender nuestra cultura, etc. Y aún siendo un aspecto parcial (el económico), es una tarea enorme, que se ha postergado por demasiado tiempo, y el desarrollo de una tarea que el marxismo tiene que hacer, so pena de abrir aún más el abismo o el desfase entre la realidad y sus teorías o sus prácticas políticas, el desfase entre las teorías desactualizadas que defienden como “reales”, y la realidad histórica y actual de esas sociedades, el abismo entre repetir teorías que salen en libros anquilosados, y el investigar científica y empíricamente la realidad o no de lo que plantean esos libros, o la necesidad de desecharlos si es necesario, por más famosos que sean entre pasillos y librófilos, con tal de mejorar la comprensión y la praxis. Este blog es solo un aporte particular alrededor de esta tarea, y se ve a sí mismo como un insumo más entre otros, incluso dentro del ámbito económico, para colaborar con ese proyecto. No pretende decirlo todo sobre las cosas que estudia, sino aportar un análisis que incluso necesita ser avanzado y profundizado aún más de lo que actualmente está presentado en este blog, y que apenas rasca la superficie de de los problemas que el marxismo tradicional ni quiere ni puede tan siquiera llegarse a plantear, y la razón por la que está en vías de desaparecer en vida (pronto vuelvo sobre esto). El marxismo tiene que acometer esta tarea bajo el riesgo de perder su capacidad de explicar tan siquiera la realidad que tiene frente a sus narices. Tomar las herramientas marxistas de la forma más precisa y detallada, sin ningún revisionismo, pero para aplicarlas a situaciones radicalmente nuevas o para criticar posiciones clásicas que no tienen sustento en la realidad, sea que dejaron de tenerla o nunca la tuvieron, y para que el marxismo demuestre su valor y su capacidad de explicación científica frente a otras corrientes ideológicas.
Por último, acerca del marxismo en general: toda la intención del blog, desde su inicio, ha sido la actualización de las herramientas de análisis e investigación marxistas. No hacemos revisionismo alguno acerca del marxismo, sino una actualización acerca de su aplicación a la realidad actual, y acerca de concepciones clásicas erradas que no tienen sustento en la realidad. ¿Se revisan las concepciones clásicas? ¡Por supuesto! Pero sin revisar las herramientas, conceptos y métodos marxistas clásicos, sino al contrario: precisamente por tomarlas con absoluta precisión y con más severidad que muchos otros marxistas, es que encontramos la imposibilidad de seguir sosteniendo ciertos postulados clásicos (por ejemplo que todavía existe la división entre países agrarios e industriales, que en el “Tercer Mundo” aún no ha penetrado el capitalismo, etc). Nos enorgullecemos de la forma en que hemos tomado para nuestras investigaciones los conceptos y métodos de Marx. ¿Por qué? Porque creemos que nos apegamos a ellas incluso más aún que los autodenominados ortodoxos, los cuales repiten chácharas que ni siquiera existen originalmente en Marx, o que no existen en la realidad empírica, o utilizan los conceptos y herramientas marxistas de modos para nada ortodoxos: ortodoxo ha venido a significar la defensa de tergiversaciones y desconocimiento por parte de los marxistas mismos, acerca de lo que dice Marx u otros marxistas clásicos, pero que se han perpetuado entre la comunidad marxista misma. Son estas tradiciones las que defiende la ortodoxia, no un apego real a las tesis clásicas y lo que verdaderamente dicen. Lo vemos en múltiples ejemplos: por ejemplo cuando se dice que la fragmentación de la tierra o el arriendo es ‘semi-feudalismo’ porque no hay acumulación primitiva, en contra de lo que proponían realmente los textos agrícolas de Lenin; cuando se dice que imperialismo es exclusivamente el ‘imperialismo yanqui’ (concepto que ni siquiera aparece en ninguna teoría de imperialismo clásica); o cuando se dice que en Marx hay vacíos o errores que nunca desarrolló (desde la crítica de Federici sobre el trabajo del hogar, hasta la insistencia en la acumulación primitiva para explicar la existencia o no de capitalismo, a pesar de existir textos de Marx desarrollados acerca del trabajo del hogar en Teorías de plusvalía, o a pesar de existir posiciones explícitas de Marx contra universalizar la acumulación primitiva afuera de Europa). Nos encontramos frente a la ironía o el cinismo de que nosotros siendo heterodoxos, nos apegamos mejor al uso de conceptos y herramientas marxistas clásicas, en comparación a ortodoxos que defienden como “clásico” posiciones que nadie nunca sostuvo, y que ni siquiera mueven un dedo ya no solo para investigar en sentido marxista absolutamente nada, sino que no mueven un dedo ni siquiera para hacer por escrito y pública ésta crítica misma que estamos haciendo nosotros, y que nos vemos en obligación hasta de escribir por ellos. No solo se trata de contradecir tesis clásicas: también se trata de tesis clásicas que fueron correctas en su momento, pero que por la transformación histórica de la sociedad ya no tienen asidero en la realidad. Por ejemplo el basar la teoría imperialista en la división entre países agrícolas e industriales, cosa que fue correcta en su momento, pero que actualmente no tiene ningún sentido y ha dejado de existir (todo el “Tercer Mundo” produce más valor industrial que agrícola, con excepción de algunas regiones subsaharianas). Esto no solo es un problema de actualización, sino que modifica el contenido del concepto mismo de imperialismo: si la división agricultura/industria desaparece y se mantiene el imperialismo todavía hoy, entonces el imperialismo nunca se basó en la división agricultura/industria tal y como la propuso Lenin. Tomamos el marxismo clásico al pie de la letra, y es desde el apego a esas herramientas metodológicas, que nos atrevemos a plantear críticas a posiciones clásicas o refutarlas si es necesario, vengan de donde vengan, aún si sea Marx o Lenin mismos. ¿Por qué? ¿Es un intento de desestabilizar al marxismo? ¡No! Es un intento de volverlo más fuerte. De prepararlo para el avance inevitable de la historia. De mantener viva su validez frente a los contextos más nuevos e imprevistos del desarrollo histórico, y rescatarlo de posiciones anquilosadas en errores o en el tradicionalismo absurdo de la comunidad marxista. De que demuestre su validez para el análisis de problemas nuevos, para el análisis de problemas de nuestras regiones “tercermundistas”, para el análisis que vaya más allá de libros e investigue la realidad y el contenido que tiene frente a sus narices. El marxismo tuvo en el siglo XX su siglo de mayor auge. Pero el desarrollo desigual y combinado es curioso: al final de cuentas, y dialécticamente, el siglo XX también fue el siglo en que el marxismo fue gradualmente devaluando o desvirtuando sus herramientas teóricas y de investigación, al punto de convertirlas en una vulgata de textos de hace 100 años, en una exégesis en lugar de un proceso inductivo, y en un constante mirar hacia atrás con melancolía, en lugar de ir hacia adelante y enfrentar el movimiento de la historia, no solo para el conocimiento sino para la práctica política misma. Si digo antes que el blog es solo un intento parcial y económico de contribución, es porque no tenemos la pretensión de decirlo todo acerca de ninguno de nuestros objetos de estudio, sino al contrario: como la tarea es indefectiblemente colectiva e interdisciplinaria (en el sentido científico del término), lo más que podemos hacer por nuestra parte es una contribución modesta que sirva para ser complementada con las contribuciones de otros que probablemente serán más enriquecedoras, o que incluso puedan llegar a refutar una que otra de nuestras conclusiones, etc. En todo caso, sea el escenario que sea, esta tarea para el marxismo es urgente: el marxismo corre el peligro de ser confundido con ese marxismo tradicional, y las herramientas conceptuales e investigativas de Marx corren el peligro de perder su capacidad para comprender la realidad, tanto científicamente como políticamente como culturalmente. Y el atraso científico repercute a su vez en el político: la gente ya no ve al marxismo como una fuente de análisis de la realidad y de sus vidas, sino como los repetidores de una serie de formulaciones tradicionales y antiquísimas que no tienen ya asidero en la realidad. Hemos llegado al punto donde existen corrientes negadoras de la economía dentro del marxismo, como las corrientes de la forma-valor actuales, y como la crítica de la economía política, etc, razón por la cual hasta políticamente los marxistas han dejado de defender elementos productivos y de contenido en coyunturas políticas, dejando a la clase obrera y los sectores populares desarmados frente a las embestidas del capital y del estado. Así tenemos a David Harvey criticando la corriente científica-empírica de marxistas de los últimos 40 años, diciendo del mismo modo que Heinrich, que no hay que estudiar la producción sino la mercancía en clave filosófica, y que estudiar economía, aunque sea marxista, es burgués y capitalista (estos son los argumentos que se escuchan aquí en Costa Rica, por cierto, pero nadie los pone por escrito ni los hace públicos). Marx ha pasado de ser el proponente de una lectura económica de la historia (aunque no economicista), a ser un proponente de una filosofía de la vida cotidiana de la mercancía; en lugar de pasar al análisis de contenido y sustancia, quedarse en la apariencia, etc. Frente a las grandes novedades del mercado mundial, el marxismo ya no está en la vanguardia, sino al contrario. El marxismo se ve necesitado de reformularse, aun si esto implica alejarse del movimiento político marxista tradicional y de sus tradiciones, aún si es necesario rescatar el método de Marx de entre las manos de aquellos marxistas que se niegan conscientemente a actualizar el marxismo, y con esto ponen en riesgo su desaparición. Es la ortodoxia el problema, y la que está ahogando al marxismo, convirtiéndolo en un movimiento político caduco, y nuestra heterodoxia lo que busca es que eso no suceda.