Anti-dependentismo: un manifiesto

 


Vamos a exponer una serie de puntos que contradicen al dependentismo, y su noción chovinista de que las burguesías “tercermundistas” no disfrutan beneficio alguno en el mercado mundial capitalista, que el valor solo fluye desde las periferias hacia las potencias, o la noción de que las burguesías y los trabajadores periféricos son explotados en términos de estado-nación, y que las burguesías de un estado-nación son víctimas en conjunto con el pueblo trabajador de sus respectivas naciones, etc. Al mismo tiempo vamos a buscar entonces cuales son las razones reales del subdesarrollo y de la brutal desigualdad entre potencias y periferias. Demostraremos que el marco dependentista no refleja ni describe ni explica la realidad, y que más bien oscurece los procesos precisos de explotación internacional:

 

-        La dicotomía internalismo/externalismo en el mercado mundial no es equivalente a la dicotomía entre proceso de trabajo/comercio internacional. Lo interno está compuesto por procesos productivos y composiciones orgánicas desiguales, y lo externo también: el aumento de la composición orgánica en los Estados Unidos no solo valoriza el capital constante de su economía como estado-nación, sino que desvaloriza recíprocamente y en términos relativos y comparativos, el capital constante de las periferias. Del mismo modo: desde la exportación de mercancías del capitalismo de libre competencia del siglo XIX, la realización de las exportaciones de un estado-nación se realizan en otro estado-nación que las importa; es decir: el consumo o demanda interna de un estado-nación no realiza solamente ganancias y valor interno, sino el de procesos productivos internacionales. Esto, nuevamente, no es un aspecto de comercio internacional, sino de realización del valor y la ganancia contenidos en esas exportaciones y que fluyen hacia el país exportador de acuerdo a sus composiciones orgánicas y procesos productivos, no sus precios.

 

-        Las burguesías periféricas tienen tasas de explotación más altas que los países centrales. Todo el Tercer Mundo tiene tasas de explotación de más de una tercera parte, el doble o aún más, que los países de la Tríada. Esto ha sido comprobado desde Amsden, y se entiende precisamente por el atraso de la composición orgánica y la sobreexplotación del trabajo, pero no por atraso de la acumulación exactamente (pronto volveremos sobre esto). Al contrario, en términos de masa y tasa de plusvalor relativos al capital variable, la acumulación es mayor. Esta es una contradicción entre la acumulación débil en términos de concentración y centralización, y una acumulación que por su masa de plusvalor compensa y aumenta la tasa de ganancia. La acumulación en el sentido de la masa y valor del capital total es menor y atrasada, pero en el sentido de la proporción de plusvalor que extrae con respecto al capital variable o con respecto a ese capital total restringido, es mucho mayor que las potencias.

 

-        Sumado a lo anterior, esto quiere decir que las exportaciones de un país “tercermundista” hacia una potencia central de la Tríada, a pesar de representar en términos absolutos y de precio una cantidad o masa menor, en términos de las proporciones de valor que componen esas mercancías, representa un flujo mayor de plusvalor y ganancia hacia los países periféricos que al revés. Es decir, lo que se realiza en la Tríada cuando se venden los productos primarios o de otro tipo provenientes del “Tercer Mundo”, es una tasa de explotación y de ganancia mayores. Lo que se realiza con los productos “tercermundistas” en Nueva York o Berlín, es la tasa de explotación y de ganancia “tercermundista”. En este sentido, el flujo de valor es completamente inverso al del dependentismo. Los términos de intercambio incluso pueden deteriorarse, que las proporciones de valor de esas mercancías de exportación representan la tasa de explotación y de ganancia superior de las periferias.

 

-        El sector exportador de los países periféricos además obtiene dólares en vez de la moneda local a través de su exportación. Esto significa que la repreciación entre el dólar y los tipos de cambio “tercermundistas”, son disfrutados como beneficio por parte de las burguesías “tercermundistas” tanto como lo disfrutan y lo explotan las burguesías centrales.

 

-        Esto quiere decir que el “tercermundismo” y el subdesarrollo provienen de una falta de acumulación en términos de capital total, y en términos de concentración y centralización, que favorece a los países de la Tríada. El único aspecto correcto del dependentismo es el expuesto por Baran en términos de expoliación del plusvalor subdesarrollado. Es decir, la diferencia entre las potencias y el subdesarrollo, está en el colonialismo. Si bien es cierto todos los estados-nación extraen valor de todos los demás estados-nación (como lo vimos en nuestro primer punto), el colonialismo permitió una asimetría radical en la forma de la exportación de capitales. Antes de la multinacional, la forma especial de esa exportación de capitales era el capital dinero y el capital mercantil, para luego pasar al capital productivo (tal y como en la génesis histórica del capitalismo en general, que aparece primero como usura y comercio, y luego como industria), razón por la cual el flujo de extracción de plusvalor desde las periferias hasta la Tríada se daba a través de préstamos financieros, y el control del comercio brindado por la colonización. Subsecuentemente, estos enclaves con casas matrices internacionales, se convierten en el antecedente de la multinacional. Esto quiere decir que tanto la inversión financiera, como mercantil, como productiva internacional dentro de las periferias, extrae y disfruta las mismas tasas de explotación y de ganancia que los países “tercermundistas” donde opera. Si el “Tercer Mundo” disfruta una tasa de explotación y de ganancia  mayor en el mercado mundial, pues la Tríada disfruta de la tasa de explotación y de ganancia propia, y encima de esto, disfruta de esa tasa de explotación y ganancia internacional que es mucho mayor en las periferias. Si el valor fluye desde la Tríada hasta las periferias por concepto de realización de exportaciones “tercermundistas”, pues el valor fluye desde las periferias hasta los países de la Tríada disfrutando de la tasa de explotación y de ganancia que disfrutan también los burgueses locales de las periferias. Este es el meollo de la asimetría en el mercado mundial entre países centrales y periféricos. Es lo que permite que la Tríada tenga a su disposición el mercado mundial como un todo, y que los países periféricos solo tengan una masa menor de valor y ganancias.

 

-        A pesar de que el PIB per cápita de los países periféricos es menor que el de la Tríada, las burguesías periféricas disfrutan de una concentración del ingreso mucho mayor con respecto a sus propias sociedades, que las burguesías centrales de la Tríada con respecto a las suyas (como es posible de verse en los siguientes datos).

 

-        Eso significa que las potencias tienen a su disposición una mayor acumulación en términos de la masa total de capital, y esto, debido a la ley de acumulación capitalista, produce una compensación para el aumento de la composición orgánica en la Tríada, permitiendo que opere por productividad del trabajo e innovación, en lugar de explotación del trabajo (como lo hacía, en cambio, la periferia, cosa que ha cambiado hoy, según los datos de Husson, son los países emergentes los que operan hoy por productividad del trabajo y no solo por explotación del trabajo). La masa de acumulación periférica es mayor en términos de la proporción de plusvalor que extrae relativa a su capital total, pero la masa de acumulación central de la Tríada es mayor en términos de la masa por sí misma de plusvalor y de capital total que moviliza alrededor del mundo. En el punto de inflexión que es la 'larga caída' (Brenner) de la tasa de ganancia, esta contradicción al respecto de la acumulación, va a invertir los roles entre periferias y Tríada, tal y como lo vemos con los Tigres Asiáticos, o India y China, o el E20, etc: la masa de acumulación de la Tríada va a crecer menos que su composición orgánica (a partir de la larga caída de la tasa de ganancia desde finales de los 60’s y la fecha de 1973/74), y en las periferias su acumulación proporcional tendrá más ventajas de continuar con su reproducción ampliada: la acumulación por ser menor como capital total, abrirá un margen con relación a la tasa de ganancia mucho mayor en el “Tercer Mundo”, y su acumulación se volverá mayor que la Tríada, por concepto de las proporciones porcentuales de valor entre plusvalor y capital variable (es decir, la mayor tasa de explotación). De ahí que justo cuando se da la caída de la tasa de ganancia, se de el proceso de desindustrialización de la Tríada, y la industrialización multinacional del "Tercer Mundo" (especialmente el Este de Asia): la caída de la tasa de ganancia reduciendo el margen entre tasa de acumulación y tasa de ganancia con mayor intensidad en la Tríada, hará que las multinacionales huyan hacia los países periféricos. Como decimos en uno de los puntos anteriores, las multinacionales permiten a las burguesías de la Tríada disfrutar de tasas de explotación y de ganancia mayores en el "Tercer Mundo", llegan a disfrutar de un margen de reproducción ampliada mayor, y empiezan a operar a través de un ascenso de la productividad del trabajo. Todas estas condiciones se reúnen en el "Tercer Mundo", y no en la Tríada. Es lo que explica el ascenso del Este de Asia o de India y China, o incluso el E20, como competidores reales de la Tríada.

 

-        El subdesarrollo crónico del “Tercer Mundo” se debe entonces no a la ausencia de capitalismo moderno, sino debido a su avanzada forma proporcional de acumulación capitalista. El capitalismo se alimenta del atraso: del mismo modo que el capital aumenta con el empobrecimiento de los trabajadores, así también avanza su acumulación debido al atraso de sus condiciones de inversión y producción. Su atraso en la composición orgánica hace que avance el capitalismo. El “Tercer Mundo” se revela como víctima del capitalismo, y no del atraso pre-capitalista o semi-feudal. Su subdesarrollo, su composición orgánica atrasada, su masa de ganancias y plusvalor menor con respecto al mercado mundial, su trabajo sobreexplotado, su tardía industrialización a través del taylorismo primitivo y el fordismo periférico de Lipietz, o en los pasajes de las páginas de Petras, etc, son todas obras del avance del capitalismo,  y no de su obstrucción o su ausencia inacabada en lo más mínimo. Las burguesías periféricas no son perdedoras junto con el pueblo periférico, en una unidad nacional chovinista, ni el subdesarrollo se debe solo a los capitales extranjeros: se debe más bien al avance sin detenimiento de la acumulación por parte de las burguesías del mundo: propias y extranjeras. Esta verdad es oculta por la mayoría del marxismo mainstream y ortodoxo de la actualidad.

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