Inflación y capitalismo tardío

 

Índices de precios mundiales de agricultura, energía, metales y minerales, y commodities no-energéticos (Monitor Económico Global del Banco Mundial)


Como vemos en los siguientes datos, los precios de los bienes primarios en el mundo como la energía, los minerales y la agricultura no han cesado de aumentar a lo largo del  capitalismo tardío. Los momentos de ascenso en los índices de precios de estos productos y sectores, son los momentos principalmente de crisis: durante la primera crisis del petróleo de la primera mitad de los 70’s, durante la segunda crisis del petróleo en el paso desde los 70’s a los 80’s, y luego de modo sin igual y exorbitante, alrededor de la crisis de 2007/8. Esto es importante recalcarlo porque la inflación implica un aumento de costos, claro, pero también significa un funcionamiento basado en el sobreprecio por parte del capitalismo tardío como un todo alrededor del mundo. La caída de la tasa de ganancia y de la tasa de explotación obliga a los empresarios a subir sus precios, por lo que esto representa una contratendencia clara contra la caída de la ganancia y la explotación, tal y como Hilferding mencionaba la recepción de crédito por parte de una empresa, como un aumento de su tasa de ganancia. Los precios operan también en este sentido, como vemos.

 

 

Índice de precios al consumidor nominal en el mundo, en las economías avanzadas, las economías emergentes y en desarrollo, y los países de bajo ingreso (Monitor Económico Global del Banco Mundial).


 

El caso de la energía es particularmente notorio, con un aumento de su índice de precios desde 5,56 justo antes de la crisis del petróleo de los 70’s, hasta 173,43 en el año 2008 en plena recesión: eso significa un aumento de 3,019% en los precios energéticos, con la agricultura, los minerales y los productos no-energéticos en general aumentando desde niveles entre 15 y 25 también justo antes de la primera crisis del petróleo, hasta índices de 115 y 125 alrededor de entre el 2007 y el 2010, para un aumento aproximado de 400% durante las últimas décadas del siglo XX y las primeras del siglo XXI. Se podría argumentar que esto se debe  a un aumento del consumo agregado, pero la formación bruta de capital y el consumo privado o de hogares se ha reducido históricamente durante el mismo período, como podemos ver también aquí. 


Formación bruta de capital, que demuestra que esta inflación crónica no viene del lado del consumo (Indicadores de Desarrollo Mundial).



Consumo privado o de hogares como porcentaje del PIB que demuestra, tal y como el cuadro anterior, que la inflación crónica no proviene de aumento de consumo o demanda (Indicadores de Desarrollo Mundial).


De ahí que el aumento de precios tenga que ver con la formación del precio oligopólico que analizó Hilferding, y que se caracterice por el aumento de la concentración y la centralización de medios de producción y procesos productivos, de dimensiones globales y multinacionales, que obligan no solo a subir los precios para lidiar con los costos, sino para sostener o aumentar su masa y tasa de ganancia, su tasa y masa de plusvalor, etc. Como podemos ver, la inflación es crónica: el índice de precios al consumidor mundial, que vemos a continuación, no ha dejado de aumentar. Más aún, aumenta más en los países de bajo ingreso, que en los países emergentes o los avanzados. ¿Porqué si la energía y los productos no-energéticos retroceden en su aumento de precios alrededor del 2014, solo para recuperarse y continuar su ascenso desde el 2016 en adelante, el índice de precios global no se reduce? Esto es por varias razones: lo que vemos en esos cuadros a la hora de que los gráficos descienden, no son reducciones de los precios de cada variable, sino aumentos menores. Es decir, cada vez que ustedes en esos cuadros ven descender los precios, no es que están descendiendo, sino aumentando menos. 

Eso quiere decir que el capitalismo tardío se caracteriza por el ascenso continuo del índice de precios absoluto y nominal en el mundo. Por último, la razón por la que los países pobres tienen más inflación que los países avanzados, se debe no al dependentismo ni al intervencionismo foráneo, sino que se debe a que las burguesías locales buscan una mayor explotación y mayores tasas o masas de ganancia a través de la inflación misma, en muchos sentidos: tanto por la devaluación del tipo de cambio de las monedas pobres frente a las potencias, lo cual enriquece a sus burguesías locales y “tercermundistas”, haciendo perder poder adquisitivo a sus monedas y aumentando su inflación, tanto como por el sobreprecio que esa inflación implica, etc, y todo esto debido al atraso existente entre las burguesías avanzadas y las pobres, donde los países atrasados no operan por productividad, sino por explotación del trabajo, y no por innovación intensiva en capital tampoco. La inflación alta en los países de bajo ingreso del planeta no debilitan a las burguesías locales "tercermundistas", sino que las fortalecen, del mismo modo que el ingreso per cápita del Sur Global es mucho mayor en sus deciles altos, que los deciles altos de los países avanzados, en contra de las posiciones dependentistas. Este aumento exorbitante y obsceno de la inflación es uno de los elementos que mantiene a flote las tasas de explotación y de ganancia a pesar del aumento de la composición orgánica, y es uno de los elementos que convierte clave la masa de valor, y ya no solo sus tasas: recordemos que una tasa puede no cambiar de un período a otro, debido a aumentos y reducciones simultáneas que se cancelan unas a otras, y que las tasas son incapaces de registrar si los aumentos son superiores en términos de masa y volumen, a los aumentos relativos de sus tasas de crecimiento. Es decir, que una tasa puede descender, pero seguir aumentando su índice de precios al consumidor en términos absolutos, tal y como vemos precisamente en los datos; también significa que las reducciones de la inflación no logran hacer retroceder los precios, porque son más la cantidad de productos que aumentan de precio que los que se reducen, lo cual puede cancelar la diferencia en la tasa, pero deja de lado el sobrecogedor aumento de la masa de inflación. De hecho es posible afirmar que el sector energético tiene una aparición constante y creciente, pero relativamente tardía en el escenario del ascenso de los índices de precios. 

Esto contradice el discurso acerca del capitalismo petrolero y gasífero, como formas particularmente dominantes de capitalismo tardío (recordemos que esta es la tesis de Harvey, en sus propuestas de nuevo imperialismo: el guerrerismo estadounidense de finales de los 90’s en el Golfo y luego en Oriente Medio, se debería al petróleo, según ese autor, etc). Como vemos esto no es cierto. El dominio de la producción ajena a la energía es superior durante la mayoría del capitalismo tardío, y es solo durante el siglo XXI que adquiere predominancia. Esto podría explicar el paso desde la Guerra del Golfo de los 90’s hacia las invasiones quasi-permanentes y neocoloniales de Oriente Medio por parte de los Estados Unidos en estas últimas décadas del siglo XXI. El ascenso del sector energético relativo a otros sectores primarios, como la intensificación que explique el ascenso y el quasi-retorno del colonialismo que han representado las guerras de Irak y Afganistán, entre tantas otras. La trágica intervención de los Estados Unidos en Oriente Medio durante el siglo XXI, parece ser no solo una forma de asegurarse de petróleo, sino una forma de destruir la competencia de regiones no-aliadas, que el ascenso del sector energético podía crear con relación a otros sectores primarios.


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