El modo asiático como la tesis más multilineal planteada por el marxismo hasta ahora
La tesis del modo de producción asiático no es homogenizante, porque ya de por sí los modos de producción son múltiples formaciones socio-económicas. Cualquier modo de producción que sea establecido o busque ser el que sustituya la tesis del modo asiático, tiene que demostrar que no es homogéneo, sino que puede estar constituido en algunos espacios y temporalidades, por formaciones socio-económicas diferentes y heterogéneas. Nadie dice que haya solo una formación, que eso sería lo homogéneo, sino que hay un modo de producción asiático específicamente en las zonas periféricas antiguas y medievales. Un solo modo de producción, donde puede existir esclavismo como en China o Egipto, pero en otras regiones puede no existir esclavismo. Donde puede empezar la metalurgia o no, donde la manufactura puede estar en las zonas rurales o los centros comerciales urbanos, pero donde aún así existe una formación dominante. Donde pueden existir estados unificados como en China, o confederaciones de tribus como los imperios africanos. Más aún: la tesis del modo asiático no es economicista, sino que es antropológica. Es incapaz de ser simplemente una economía sin sujeto, ya que incluso la renta-de-la-tierra no proviene de la propiedad de la tierra exactamente, sino de la tasación de los sujetos a través de relaciones étnicas de filiación y parentesco. Por otro lado, es falso que no existan modos de producción mundial e internacionalmente sincrónicos: el capitalismo es precisamente un modo de producción de ese tipo, y eso no le impide tener múltiples formas, tiempos y espacios. Pero además la tesis del modo asiático es que en el precapitalismo no puede existir un ‘sistema-mundo’. Lo que se da es la co-existencia, cuando menos, de dos modos de producción diferentes sin unidad alguna entre sí: el modo greco-romano clásico esclavista y el asiático. Digo, cuando menos, porque la tesis del modo asiático va mucho más allá que este esquema dual.
El modo asiático, además, plantea al modo germano. Recordemos que Marx plantea el modo
asiático, precisamente para trazar la evolución que va a dar con el esclavismo
y el feudalismo europeos. La tesis de Marx, la cual es mentira que deja de lado
por dejar de decirle ‘asiático’ al modo de producción asiático, y la cual
reitera tanto en El Capital como en
sus cartas a Vera Zasulich, es que el modo asiático es el antecedente
genealógico, del esclavismo y el feudalismo europeos. Esta transición tiene
como eslabón intermedio al modo de producción germano, desarrollado con
precisión por Engels en su texto La Marca.
Si en el modo asiático la propiedad es colectiva y basada en relaciones
complejas de parentesco y filiación, y en el modo esclavista la propiedad es
individual y se fundan las relaciones simples junto con la familia occidental
moderna, el modo germano está en el medio de esos modos con la mezcla de
propiedad individual y familia nuclear occidentaloide, pero con tierras
colectivas que son trabajadas también de modo colectivo, no solo para la
ganadería, como los ejidos latinoamericanos, sino para la producción colectiva.
Y aún así, esta tierra estaba en el centro de un montón de propiedades
individuales y familiares, pero todavía manteniendo lazos de estructuras
complejas de parentesco étnicas para la organizaciones de la producción.
De ahí que nadie se plantea que todo el mundo sea modo
asiático. No se está proponiendo que el modo asiático sea una sola formación
socio-económica, lo cual sí sería homogenizante: lo que se plantea es que, como
cualquier otro modo de producción, incluso hipotético, es también múltiple
temporal y espacialmente. Pero encima de eso, con el modo asiático se está
planteando la evolución multilineal y asincrónica con la co-existencia de al
menos, entonces, tres modos de producción diferentes (el grecoromano clásico,
el germano y el asiático). La co-existencia y la gradual transformación o
transición entre estos modos de producción no es plantear homogeneidad alguna:
es, más bien, la afirmación de una tesis mil veces más móvil, flexible, multi-temporal
y multi-espacial, que cualquier otra que haya planteado el marxismo. Mucho más
que el etapismo, mucho más que la mezcla de formaciones, mucho más que los
sistemas-mundo. La caída del esclavismo, y el paso del esclavismo grecoromano
hacia la servidumbre feudal, fue el sepultamiento del modo germano (a finales
de la antigüedad e inicios del medioevo), pero eso no cambia su co-existencia
anterior en la antigüedad, y su influencia anterior (que no podría ser datada
excepto como la transición, precisamente, entre el modo asiático y el germano)
sobre el esclavismo greco-romano mismo. Se está planteando entonces no solo un
solo modo de producción, tampoco dos o tres modos en co-existencia, sino
incluso su desarrollo y transiciones históricas, las cuales retan completamente
la división misma entre las épocas de la ‘antigüedad’ y ‘medioevo’
occidentaloide y eurocentrista para juzgar el mundo entero. El mundo antiguo y
precapitalista, es un mundo que en términos de modo de producción está
fragmentado, y donde sus múltiples líneas y espacios de desarrollo se dan en
todas direcciones e imbricaciones. Esto puede coincidir con el trabajo de
Banaji, por ejemplo, que demuestra la inexistencia de una revolución esclava,
así como la preeminencia del dinero en la antigüedad media y posiblemente
temprana, y la imposibilidad de etapismo alguno.