Jacobin y la planificación ciber-socialista: tres pasos atrás, y tropezándose
El artículo en cuestión es este.
- Primero que nada, es imposible abolir la ley del valor. La ley del valor es la correspondencia del valor con el tiempo de trabajo, ya sea el trabajo socialmente igualado en el precapitalismo y las formas equivalenciales y relativas de la forma-valor y del intercambio mercantil, o el trabajo socialmente necesario del capitalismo con el equivalente general del dinero.
- Los bonos son forma-valor o forma de intercambiabilidad. La forma-valor es la forma propiamente capitalista, y la forma de intercambiabilidad es una forma más amplia o equivalente de forma-valor.
- Los bonos solo funcionan desde la perspectiva pequeño-burguesa del consumidor, pero no del trabajador ni de los intercambios que se dan diariamente entre fábricas y unidades productivas obreras entre sí. ¿Cómo? El texto dice que se trata simplemente de encontrar una unidad de medida o conmensurabilidad universal, homogénea y común. En este caso, las horas de trabajo. Esto es muy sencillo de entenderlo desde la óptica pequeño-burguesa de salir de compras a las tiendas o abastecimientos, y consumir. Pero desde la óptica obrera y productiva, ¿cómo haría una fábrica de autos para intercambiar metales y materias primas de metal, con la fábrica de partes y componentes para autos? El texto alude a unidades de medida física, ¿pero qué equivalencia podría hacer la fábrica de autos, entre las horas de trabajo de la otra fábrica, y la cantidad o calidad de los metales que está recibiendo como materia prima de parte de esos obreros? Y esos obreros, ¿qué recibirán a cambio de la fábrica de autor para reportar sus horas de trabajo y que queden registradas en sus bonos de consumo? No tiene ningún sentido. La única forma de que funcione tal cosa, es que los bonos circulen, y por lo tanto, volvemos al equivalente general que es el dinero, aunque se llame “bono”.
- El texto critica la econofísica por plantear un equilibrio neoclásico, pero después plantea que gracias a la “unidad de medida” conmensurable y homogénea, todos recibirán algo distinto, pero de la misma proporción, de acuerdo a esta unidad de medida, lo cual es, nuevamente, una forma de equilibrio(!!!).
- Preobrashenzky es el peor autor en la historia de los debates durante los años 20’s en la Unión Soviética. Es el equivalente de Sweezy diciendo que co-existen dos modos de producción simultáneos en el paso del feudalismo al capitalismo. Del mismo modo, Preobrashenzky es el que confunde la idea de una ley del valor capitalista, y una ley del valor socialista, cosa que ya comentamos en el primer punto: la ley del valor no está para ser abolida, sino al contrario, está para sacarla de su cascarón aparente y fetichista, y volver explícita la relación entre el valor y el tiempo de trabajo. El logro de una sociedad post-capitalista, estaría en dejar de ocultar fetichistamente este funcionamiento oculto que es la ley del valor, y más bien, construir una sociedad que logre afrontar de modo abierto el hecho de que la economía funciona de acuerdo a la ley del valor, asumir esta realidad, y buscar un sistema que opere en conjunto con esa realidad para el mejoramiento de la vida de la especie. ¿Porqué Preobrashenzky es errado? Porque tanto la Unión Soviética como la China posterior a Mao y gracias a Den Xiaoping, fueron justo a través de su abandono de la idea de una economía en especie y racionada por la planificación, y su acercamiento a la forma-valor mercantil y dineraria (la NEP en el caso ruso, y el socialismo de mercado en el caso chino), lo que lograron salvar sus economías y crear un ascenso descomunal e inusitado en la historia de la especie, más aún que la revolución agrícola misma. El abandono de esa dicotomía vulgar e ignorante dentro de las filas de marxistas, es el primer paso.
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Ahora,
la idea sería buscar una forma-valor o una forma de intercambiabilidad, donde a
pesar de existir la autoexplotación, la inversión bruta, etc, el trabajador
disfrute del fruto íntegro de su trabajo. El fondo común no es más que otra vez
la explotación burguesa de siempre de la que se queja este mismo marxismo: un
presupuesto no controlado por los trabajadores, sino por los planificadores
centrales. Un fondo que se tomará la mayor porción del ingreso y el fruto
íntegro del trabajador, creando otra vez tiempo de trabajo necesario y
excedente, y donde ese ingreso formará parte de los grandes presupuestos,
inversión y ganancias de las empresas incluso públicas (¿hay que recordar que
incluso en las empresas puramente públicas, fue imposible tan siquiera operar
sin dinero y sin mercado en la Unión Soviética y China?). Dentro de las
posibilidades futuras para responder esa cuestión, no solo ya vimos que es
imposible eliminar o darle un rodeo a la cuestión del dinero (por más que le
cambiemos de nombre a “bono”), y que tal vez de entre las mismas soluciones
mismas para des-fetichizar la economía, sea el dinero, la forma-valor y el
mercado mismos, solo que en formas no vistas aún funcionar dentro del
capitalismo.