Indigenismo y paz: una vía inglesa hacia la acumulación originaria en todo el mundo
Viene de aquí.
Las estructuras
complejas salvaron al mundo afuera de Europa. Europa, por doloroso que parezca,
salvó a Amerindia de las estructuras complejas. En ambas regiones (Takahashi),
lo que dice la dinámica del Oeste y el Sur-Este de Europa, es una gradación del
mercado capitalista, que va desde la acumulación originaria lograda
precisamente por la disolución de las estructuras complejas como empuje de las
sociedades de castas (Levi-Strauss), y afuera de Europa a través de las
estructuras complejas mismas a través de la misma formación y origen de las
sociedades de castas. Ahora, superando y conteniendo en sí mismas estas
condiciones, las sociedades de castas mismas no son el problema, precisamente
porque las clases y el estado tienen como precondición el problema
antropológico incluso en el sentido de la división sexual del trabajo, la
división sexual de las relaciones de parentesco, y la división sexual de las
relaciones filiales. Las estructuras complejas afuera de Europa ayudaron a la
articulación de relaciones tribales, hoy
maduras para todo tipo de comercio pacífico (en la medida de lo posible).
En Europa, la disolución completa de las relaciones o estructuras compleja
sirvieron al mismo propósito, solo que no exactamente solo inverso, sino también
en grados: la instauración del matrimonio individual en el medioevo ha sido el
triunfo de Europa sobre Amerindia, y al mismo tiempo, la condena de Amerindia a
no entenderse como sociedad indígena, sobre la cual recae el peso del genocidio
amerindio mismo (es decir: completamente diferente a las sociedades asiáticas y
africanas que conviven con sus ‘tatarabuelos’ y sus cosmogonías -no lo mismo
que teogonías para nada: es hora de olvidar el aspecto de las teogonías, y
volver a las cosmogonías como ciencias naturales de todos los continentes, de
todas las coordenadas geográficas, etc, siendo la geografía, junto con la economía,
la dos ciencias sociales más exactas en el sentido de la medicina misma como
síntesis del acervo de las ciencias exactas y sociales-). Las cinco etnias del
siglo XIX (“caucásicos”, “negroides”/”etíopes”, “malayos”, “amerindios”, “mongoles”[1]),
son al mismo tiempo, todas indígenas. Pero al mismo tiempo, no todos forman parte de la totalidad de los clanes del mismo modo, y aun así, unificadas como
tribus, son exogámicas entre sí (como bandas y familias nucleares y extendidas) y solo se pueden unificar a través del concepto
ya no solo de clan, sino la fratria que unifica tribus en sentido plural y nos
permite vislumbrar el momento de un indigenismo mundial. Pero cuidado: las
estructuras complejas y las estructuras simples, las estructuras filiales y de
parentesco afuera del mundo eurocéntrico, y las estructuras filiales y de
parentesco en el resto del mundo, solo pueden ser respetadas en su
reciprocidad, y encontrar así, a través de la paz misma (pero sin bajar la
guardia de la defensa milenaria y de centurias misma), la circularidad telúrica
nórdico-anglosajona-germana y amerindia: es decir, el concepto de la
circularidad telúrica que permita la formación de un sistema cerrado de
variables que sostengan la vida y el equilibrio (desequilibrado) sobre el
planeta. Las condiciones están maduras para volver mundial, y no simplemente
regional, el tema de la comuna agrícola ancestral en el modo más hermoso y
preciso: las castas no deben ser eliminadas ni destruidas, sino que son un
elemento nuevo a través del cual tanto las estructuras complejas o simples
pueden co-existir a lo largo de las gradaciones que se dan desde la acumulación
originaria pura hacia el modo asiático/tributario, entendido ya no solo desde
lo agropecuario, sino a través del capital comercial, y a través de éste, a lo
largo y ancho de todos los sectores que subutilizamos nuestras capacidades productivas
con el temor del aumento de la demanda agregada. Este temor viene del encarecimiento
del mercado de trabajo o laboral, lo cual lleva al desempleo crónico, y la
incesante e indetenible letanía colonial (pero no de la "buena" colonización de
las colonias mismas de las migraciones -recordemos que colonia en términos
migratorios no significa en nada colonialismo, y que el colonialismo vikingo -y
no exactamente solo nórdico- descubierto en la misma Amerindia de la cacería
entre hombres y mujeres, atestigua a una forma migratoria pacifista que en nada
tiene que ver con Colón -necesario investigar la etimología de colonialismo y
colonia, el cual se asume viene de Colón del modo más burdo, aún por honestos y
férreos ‘tercermundistas’-). Las sociedades de castas, es decir, la
problemática del estado y las clases, solo se formaron a través de la entropía
misma de las economías de regalo y otros tipos o tipologías de economía
antropológica (Godelier): la búsqueda de la civilización misma en Europa, por erradicar
las estructuras complejas, ha sido el intento mismo de establecer la libertar
de articulación entre relaciones filiales y parentesco. La búsqueda de las
estructuras complejas en el resto del mundo afuera de la órbita eurocéntrica (Eurasia
y África, etc) es la de buscar esa misma libertar de articulación, solo que a
través de esas estructuras complejas mismas, las cuales no pueden ser borradas
por ningún hegelianismo, pero tampoco por ninguna lectura burda del mismo
hegelianismo en ciernes (especialmente desde el decolonialismo latino tardío -con la gran excepción de Castro-Gómez-, distinto
del indio o africano). El desarrollo de la totalidad de la contradicción entre
las cinco etnias del siglo XIX (que hoy se multiplican por los millones, tal y
como los 5000 u 8000 idiomas olvidados por los universales lingüísticos), es
decir, el llamado conflicto civilizacional mismo, está más que maduro para ser
resuelto; las condiciones están maduras: buscar la integración comercial, y el
convertir las relaciones sectarias y faccionales de las tribus afuera de
Occidente (no dije “Oriente”…), en relaciones comerciales, y además, en una
neofundación de los estados-nación, no dentro de patrones de propiedad individual
ni homogeneidad Westphaliana, sino unidades quasifederales consumadas al fin de
modo fijo, dentro de las posiciones actuales, para dar vía libre al comercio
como elemento fundamental e integrador del sector de la comuna agrícola (hoy en
día integrada hasta la saciedad dentro de contratos multinacionales, tanto en
Guatemala como en las regiones andinas, tanto en África como en Asia, a través
de la agricultura por contrato -tal cual existe- y cualquier otra forma de outgrowing scheme, incluyendo las formas consuetudinarias-), y en total respeto por las estructuras
complejas de cada banda nómada o sedentaria, cada tribu, y entre ellas, cada
quasi-fratria (como punto de alianza entre linajes y segmentaciones). Es decir, la unión ya no para el conflicto interno y el colonialismo,
sino plantarse frente al colonialismo mismo que han padecido todos los
indigenismos de las cinco etnias del siglo XIX: plantarse por la búsqueda de la
integración de la ganancia agrícola, la ganancia comercial, y la ganancia artesanal-manufacturera,
a lo largo y ancho de todos los caminos y todos los puntos, pozos, oasis y
demás, que unen todos los caminos, a lo largo y ancho de todas la tipologías
obsoletas de Wolff y actualizadas por García Nossa entre otros. Los puntos que
unifican esta posibilidad inaudita en la historia de nuestra especie y nuestra
civilización, ya los hemos escrito (en el texto citado inicialmente arriba al principio del texto). Hermanos y hermanas ‘tercermundistas’,
hermanos y hermanas anglosajones y europeos, hermanos y hermanas de las cinco
etnias originales del siglo XIX completamente desactualizadas: plantémonos de modo
pacífico y pacifista del mismo modo que Aimé Cesaire se plantó ante el desastre
mismo de Europa y no de Indochina. África misma vive hoy los frutos extraordinarios,
del fracaso mismo de las guerras civilizacionales de la vieja y desactualizada
derecha fascista de hace más de un siglo, y ajena a las discusiones mismas de
la nueva y contemporánea derecha eurocéntrica. Por todo el mundo se recorre el
grito del etnopluralismo y la no-intervención liberales y libertarias. Es hora
de dejar los conflictos proxy mismos, y apuntar hacia el comercio como modo de
supervivencia: ahí donde estés, empresa de seguridad o de armas, empresa
privada de tácticas especiales y equipos tácticos especiales y micrológicos; de
expandir tus conflictos indefinidamente, no podrás ni vivir ni ver el fruto
mismo de tu esfuerzo bélico. Solo el mercado mismo y el comercio nos hará
disfrutar y satisfacer nuestras necesidades en todo el mundo. Aimé Cesaire habló
desde el dolor. Yo no soy Aimé Cesaire ni puede existir otro. Hitler fue la
derrota de Europa, no por su deseo, sino por expresar la antesala y la
desesperación misma frente a la solución de la decadencia no solo de la
modernidad ni de occidente, sino la decadencia de la civilización misma por obra
de la cultura, por obra no del estado y las clases, sino del meollo
antropológico que terminó por dar al traste con la creación del estado y de las
clases, y su necesidad de aparecer inexorablemente. El estado y las clases, el
mercado y el comercio, como sector que ha subsumido ya a la totalidad de los
sectores de la macroeconomía, es lo que nos salvará a todas nuestras regiones,
del expansionismo que es
autodesestabilización de todos nuestros socios empresariales mismos, no
solo en las altas esferas de la finanza que controla todas tus semillas,
plantas, telas, comidas, etc, sino las de ti mismo.
[1] Teoría completamente desbancada,
excepto por sectores que confunden ario, nórdico y anglosajón-germanos. Los
arios son una familia lingüística semita. Los nórdicos son del norte de Europa,
y los anglosajones son una categoría lingüística que proviene de las familias
germanas y éstas de las eslavas. Ninguna tiene que ver en nada con caucásicos
en términos de biología o antropología biológica. Lo que se conoce entre los
sectores atrasados de la misma nueva derecha, como ‘ario’, es una familia
lingüística y no étnica de los pueblos semitas mismos que incluyen a los judíos
y los árabes. La carta del estado de Israel en contra del antisemitismo,
debería incluir a la familia lingüística ‘aria’ como semita, y como uno de los
pueblos que forman a los semitas como un todo, para ser defendidos contra todo
antisemitismo. Esta modificación debería ser retroactiva para todos quienes han
apoyado la firma de dicho documento, en apoyo a una de las pocas democracias
que quedan en Asia (no Oriente Medio, no Asia del Oeste, sino que estoy
diciendo enfáticamente: Asia). Solo con esta modificación, estaría yo mismo de
acuerdo en el apoyo de dicho documento, cuestión que hago pública de modo
inmediato. ¿Porqué? Porque es la única posibilidad de hacer retroceder toda una
serie de protocolos, que incluyen la proliferación de conflictos menores proxy,
y en nada extrapolables a conflictos de mayor envergadura.